Santamaca se ha convertido en uno de los espacios más interesantes en la actualidad cultural y artística de Alicante. Un pequeño espacio en el que como compensación a sus mínimas dimensiones se vive con intensidad las diferentes direcciones en las que se diversifica la creación y la vivencia del arte: diseño, diálogo, libros?. Bien podríamos valernos de la referencia a la metonimia que Román de la Calle empleó en el último Descubre una obra de arte en el MUBAG, dedicado a Aurelia Masanet: solo una parte, una obra, una acción, un gesto, nos puede iluminar sobre el todo, la gran riqueza que encierra un conocimiento; una investigación que se asoma a una gran tradición, compleja, como es la del arte. En esta ocasión, Santamaca nos muestra la obra de Antonio Navarro. El gesto sobre una superficie de papel, negro sobre blanco, los elementos mínimos del dibujo, en ese ejercicio de encontrar la síntesis entre el pensamiento, la acción, lo físico, lo espiritual? que la tradición pictórica oriental ha desarrollado durante milenios y que, en el siglo XX, recogen los surrealistas europeos y, de ellos, los expresionistas americanos, Arshile Gorky, Franz Kline? En el arte europeo anterior, podríamos hablar de la factura gestual de Frans Hals, pero en éste el gesto es constructivo, mientras que en la pintura japonesa vale por sí mismo. Esta búsqueda de la abstracción, del gesto puro, lo encontramos en la cerámica japonesa, considerada una de sus artes mayores, utilizada en sus rituales y tradiciones religiosas con una carga conceptual muy profunda, siempre en ese dialogo y unión con el todo, reflejado en un lenguaje que requiere algo más que un código artístico, la visión de lo universal. Solo los iniciados podían llegar a esa comunicación. En la pintura más figurativa se busca la línea, la mancha, ver en el paisaje, no la plasmación de la perspectiva o el claroscuro, sino esa síntesis de la imagen. Incluso los recursos más populares como la impresión del pescado en tinta (monotipo), que los pescadores utilizaban para su venta, están fundados en esa percepción de la imagen, de la naturaleza que nos da sus formas como un todo en comunión. En esta historia del occidente que mira a oriente, no podemos olvidar los monotipos de Ives Klein. Antonio Navarro busca ese instante para con un solo trazo transmitir un pensamiento. Como Erwin Bechtold, cuya obra podemos ver temporalmente en el MACA, es en esa reducción donde concibe la creación de la superficie y del gesto. Antonio Navarro estudia la tradición del gesto, sigue sus pautas, y, teniendo en cuenta que ningún movimiento artístico se cierra en sí mismo, emprende una investigación rigurosa a partir de toda una tradición que le lleva al punto que aquí nos muestra, de mínimos muy significativos.
