El actor sueco Max von Sydow, que ayer recibió el Gran Premio Honorífico del Festival de Cine Fantástico de Sitges en la inauguración del certamen, confesó que «el teatro es una experiencia más intensa que el cine para un actor».

Educado, con una modestia impropia de un veterano actor nominado en dos ocasiones en los Óscar y que conserva la dignidad de su altura a pesar de sus 87 años, Max von Sydow pidió perdón en Sitges por proclamar su amor al teatro por encima del cine. «Creo que mi trabajo es más satisfactorio en el teatro que en el cine, donde el rey es el director, es el que controla el proceso, mientras los actores trabajan dos semanas y no tienen influencia en el montaje ni en la posproducción», comentó.

El actor sueco, hoy también nacionalizado francés, recuerda que «en el teatro, los actores trabajan juntos con todo el personal que está en la producción y con el director, es una experiencia más intensa».

Preguntado por cuál ha sido su producción favorita en una filmografía con más de 150 actuaciones, Von Sydow asegura que resulta difícil, porque ha estado en muchísimas películas, pero, explica, «hay una que significó mucho para mí y que además no era de Ingmar Bergman, la danesa Pelle el conquistador», que ganó el Óscar a la Mejor Película Extranjera. «Me encantó el guión y la historia de Pelle el conquistador, basada en una novela danesa de finales del siglo XIX, que era la primera que dignifica a la clase trabajadora y quizá también una de las mejores novelas danesas, en el que interpretaba a un miserable, desgraciado pero a la vez maravilloso». Aunque los seguidores del género recuerden al actor sueco por su participación en grandes filmes del cine fantástico como El exorcista, Robin Hood, Flash Gordon, Conan el Bárbaro o el episodio VII de la saga Star Wars, Von Sydow destaca de manera especial de su carrera todo el trabajo que hizo con Bergman, tanto en cine como en teatro.

Los directores de cine no tienen tanto tiempo para trabajar con los actores como ocurre en el teatro, pero «con Bergman la experiencia fue diferente, porque se produjo una circunstancia especial. En Suecia, los ayuntamientos contratan a un director para programar la temporada de los teatros municipales y, en el caso de Bergman, al final de la temporada, en verano, el mismo equipo teatral se convertía en equipo de cine».

Asegura Von Sydow que «no había mucha diferencia, ya que el método de trabajo era muy similar, pero Bergman procuraba estar muy cerca de los actores; tenía un sentido del humor sorprendente, pero maravilloso, y una risa muy característica». Resume el actor de El séptimo sello que la experiencia con Bergman fue «compleja y enriquecedora», y de la que se siente «afortunado por haberla vivido».

Su última interpretación como actor de teatro fue en Estocolmo en 1995 y decidió irse por razones de amor que le llevaron a instalarse en Francia, donde se convirtió en ciudadano francés y estaba cerca de lugares que le gustan «como España o Italia».