El arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, se mostró ayer agradecido al papa Francisco por su nombramiento como cardenal y se comprometió a cumplir su cargo con «servicio directo» y «fidelidad absoluta» al pontífice, «hasta dar la vida por él si hace falta». El Papa anunció el domingo, durante la misa del Ángelus, los nombres de los trece nuevos cardenales, cargos que serán creados el próximo 19 de noviembre, entre los que se encuentra el arzobispo de Madrid y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Carlos Osoro.

«Soy consciente de mi pobreza y de mis límites, con lo que tengo es con lo que voy», afirmó Osoro al comienzo de la rueda de prensa en la que explicó cómo recibió la noticia en el aeropuerto de Santander a través de una llamada de Gabino Díaz Merchán, arzobispo emérito de Oviedo y expresidente de la CEE. «Ciertamente me sorprendí y también me puse nervioso, tanto que me tiré el café que estaba tomando encima del traje», recordó.

Osoro, que se mostró muy agradecido al pontífice, calificó la noticia de su nombramiento como un «regalazo» y subrayó su voluntad de seguir el camino que propone Francisco de «entrega total de la vida por amor a los hombres». «Servicio directo al santo padre en una fidelidad absoluta hasta dar la vida por él si hace falta. Por este santo padre que dirige la Iglesia y que nos señala el camino», enfatizó Osoro, que afirmó tener claro que no viene «de veraneo». «Para eso me quedo en el Sardinero», bromeó.

El arzobispo de Madrid, al que el propio pontífice denominó «el peregrino», defendió que Francisco está convirtiendo la Iglesia en una Iglesia sinodal y ha puesto el ejemplo del mensaje que envió a los jóvenes en Cracovia (Polonia) este pasado verano con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud.

Allí les pidió que no fueran «jóvenes de sillón y zapatillas», sino que se calzaran los zapatos y «salieran a caminar», una forma de entender la Iglesia que comparte plenamente el futuro cardenal.

Osoro quiso tener un recuerdo con las distintas diócesis por las que ha pasado. Desde Santander, donde aprendió lo que es «la entrega, el servicio y la donación de la vida»; Orense, donde le enseñaron «a ser obispo»; Asturias, donde pudo convivir con personas de muy distintas posiciones; Valencia, ciudad en la que se sintió «muy querido y apreciado» y finalmente Madrid.

Con su nombramiento, Osoro se suma a la lista de los cuatro cardenales que aporta España para un futuro cónclave con el presidente de la CEE, Ricardo Blázquez; el arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, y el arzobispo emérito de Barcelona Lluís Martínez Sistach.