El cineasta Nacho Vigalondo, que ayer presentó en el Festival de Cine Fantástico de Sitges su cuarto largometraje, Colossal, señaló que «lo que hace que una película exista no es una idea llamativa, ridícula, sino el arco emocional».

Esa anticomedia romántica que ha construido Vigalondo, protagonizada por Anne Hathaway, parte, según sus propias palabras, de una premisa: «ese mecanismo que vincule a un adulto borracho en un parque con un monstruo en Asia; y cuando llegué a esa idea ya tenía el mecanismo para plantearme hacer una película de monstruos gigantes, pero hasta que no llegaron los personajes esa idea no se convirtió en un guión escrito».

En Colossal Vigalondo vuelve a jugar con los géneros: la comedia, el drama y el fantástico.

No detecta grandes diferencias entre sus películas rodadas en España y ésta, filmada en Canadá con el apoyo de productores norteamericanos.

«La gran industria americana es el cine de estudios y Colossal está rodado en Canadá durante seis semanas, pero en cuanto a equipos trabajan de manera similar. La tensión y el reto son los mismos, y el pico y pala, el trabajo diario, sigue siendo el mismo», explicó.

Vigalondo se reafirma en sus palabras de que si recibiera una oferta para hacer una franquicia de Hollywood se moriría de miedo: «Si las películas se rodaran en dos meses, pero aceptar en Hollywood es un bocado de tu vida, son cuatro años, y me da miedo que a los dos años me entren dudas», señaló.

El director confesó su admiración por «esos directores que son capaces de llevar a buen puerto proyectos de estudio» y no lo cambia, de momento, por «rodar en libertad», porque de ese modo todos los errores son suyos. «No me he encontrado en la situación en la que tengo que lidiar con los errores con un comité reunido en una sala a la que no me dejan entrar», aseguró.

Como todos los personajes, Gloria, el papel que encarna Hathaway, es «un collage de referencias de uno mismo», comentó el director cántabro desde el convencimiento de que «una de las mejores herramientas que se pueden aplicar a la hora de hacer cine es la verdad, y eso luego se va a transmitir a la pantalla».

El cuarto largometraje del cineasta es también su película más cara hasta la fecha y la primera cien por cien internacional, con un reparto que completan Jason Sudeikis, Dan Stevens y Austin Stowell.