Dejar de ingresar medio millón de euros en concepto de IVA a cambio de aumentar el consumo cultural en 2,5 millones. Las cuentas salen y, lo que es más importante, tendrán como beneficiarios no solo a los ciudadanos -sobre todo a «las clases medias y bajas que son aquellas que se están quedando excluidas del acceso a la cultura»-, sino también a las industrias culturales y creativas. Con estas premisas, la Conselleria de Cultura ha puesto en marcha el bono cultural, una iniciativa que pretende «revertir» el «peaje cultural que había puesto el Partido Popular a la población».

El conseller Vicent Marzà presentó ayer esta medida, que ya anunció en su día cuando dio a conocer el Plan Estratégico de Cultura, por la que los consumidores de teatro, música o cine que tengan unos ingresos inferiores a 50.000 euros anuales podrán recuperar el 21 por ciento correspondiente al IVA -hasta un máximo de 150 euros anuales-, a través de un bono que desgravará esa cantidad automáticamente en su declaración de la renta.

Para ello, Marzà anunció que se van a establecer una serie de convenios con empresas públicas y privadas para que apliquen estas desgravaciones. De esta manera, el usuario comprará el bono y dando su número de DNI, de forma automática quedará registrado de manera que el borrador de la renta recogerá la desgravación del 21 por ciento de la cantidad invertida, igual que si se realiza una aportación a una ONG.

«La prioridad son las entidades públicas y luego aquellas que quieran sumarse, es decir todos los actos que desarrollen las entidades adscritas al Institut Valencià de Cultura y las empresas privadas del sector porque pensamos que tiene que ser el conjunto del sector cultural el que tiene que beneficiarse, especialmente las industrias valencianas». Según el conseller, «pensamos que eso revertirá directamente en el sector porque habrá más gente con capacidad de invertir en cultura y de consumir».

Con este bono cultural, la Comunidad Valenciana se alza como pionera en «revertir ese proceso», además de ser «una apuesta creativa también». En este sentido, apuntó que «si pudiéramos hacerlo en cualquier entrada lo haríamos pero no tenemos recursos sufrientes; la cultura no es un lujo, debe ser para todos y todas, y para hacer una ciudadanía más crítica».

Para Marzà, la «democratización de la cultura» es fundamental para seguir avanzando y también es importante «para que aumente el consumo de cultura y que tengamos unos sectores industriales basados en la cultura y la creatividad; hemos encontrado la manera de incentivar ese consumo cultura y de esta manera somos la primera comunidad que lo planteamos porque queremos que la cultura esté en todas las casas».

También señaló que se trata de una de las principales apuestas culturales del nuevo Gobierno valenciano, que busca combatir la influencia «totalmente negativa» del IVA del 21 por ciento, que ha dejado «a mucha gente fuera del consumo cultural» y del acceso a la cultura.

El conseller aseguró que se trata de «una apuesta humilde» y aludió a la «infrafinanciación» de la Comunidad Valenciana. «Imaginaos qué podríamos hacer si tuviéramos una financiación justa, esto es simplemente una apuesta humilde de desgravar ese 21 por ciento de los bonos; si hubiera más financiación podríamos destinar más fondos a las industrias culturales».

El bono cultural, según se recoge en el comunicado enviado ayer por la Generalitat Valenciana, es una medida que emana del Plan Estratégico de Cultura que prevé aumentar el consumo cultural hasta en 200 millones de euros por parte de la ciudadanía entre los años 2017 y 2020, y forma parte del Plan Valenciano de Mecenazgo.