El canal HBO, consciente de la fecha de caducidad de Juego de Tronos, a la que únicamente le restan dos temporadas, estrenó ayer Westworld, una nueva, arriesgada y espectacular apuesta para tomar el testigo de su serie estrella.

Descrita por la cadena como «una oscura odisea acerca de los albores de la consciencia artificial y la evolución del pecado», la historia de Westworld cuenta cómo unos ingenieros crean un parque de atracciones con el aspecto del Lejano Oeste donde cada anhelo humano, ya sea noble o depravado, puede ser saciado.

La acción se desarrolla en una sociedad futurista donde los humanos se entretienen acudiendo a un mundo sensual, violento y repleto de androides con los que satisfacer cualquiera de sus objetivos, hasta que esos robots comienzan a percibir que están viviendo en un mundo impuesto y emprenden una revolución.

El formato, creado por Jonathan Nolan (hermano de Christopher Nolan), Lisa Joy (Pushing Daisies) y con J.J. Abrams como productor ejecutivo, se inspira en la cinta homónima de 1973 escrita y dirigida por el célebre autor de ciencia ficción Michael Crichton, quien falleció en 2008.

«Hay tantas películas, series y libros sobre la inteligencia artificial, la amenaza de la tecnología... pero por alguna razón, Westworld nunca dejó de fascinarme», admitió Abrams, quien habló con Crichton dos décadas atrás sobre la posibilidad de rodar una nueva versión de su película, y finalmente convenció a Nolan (guionista de El caballero oscuro e Interstellar) y a Joy para poner en marcha el proyecto.

Ahora, esas intenciones se ven materializadas con un reparto liderado por Anthony Hopkins, Ed Harris, Evan Rachel Wood, James Marsden, Thandie Newton, Jeffrey Wright, el brasileño Rodrigo Santoro y Luke Hemsworth, entre otros.

«Queríamos plantear esta pregunta: si pudieras meterte de lleno en una fantasía en la que pudieras hacer cualquier cosa, ¿descubrirías cosas sobre ti mismo que no sabrías?», dijo Nolan.

«El reto era explorar qué significa ser humano a través de los ojos de quienes no lo son», añadió la esposa de Nolan, Lisa, a quien le interesaba especialmente plasmar la obsesión de nuestra sociedad por la violencia y el sexo.