La sala Nieuwe Kerk inauguró ayer una exposición que busca ahondar en la mujer que vivía tras el icono Marilyn Monroe, con una selección de 250 objetos personales entre los que se encuentra también uno de los vestidos blancos concebidos para la actriz que ahora habría cumplido noventa años.

«Mucha gente conoce a Marilyn como una actriz rubia y exitosa. También como una sex symbol de su época, pero ella siempre luchó contra esa idea», explicó la responsable de exposiciones de la sala, Marlies Kleiterp.

Un gran retrato de la propia Marilyn guiña el ojo a los visitantes que entran en la Nieuwe Kerk, una antigua iglesia católica reconvertida en sala de exposiciones que ya no ofrece servicios religiosos, pero donde reposan los restos de Michiel de Ruyter, héroe nacional holandés.

«Marilyn Monroe sigue viva en la mente de mucha gente, para quienes es también una heroína. Es un placer tener una iglesia para presentarla», señala Kleiterp.

La muestra, que permanece abierta hasta el 5 de febrero, recorre la vida de la actriz, desde su difícil niñez hasta su trágica muerte, pasando por su fulgurante carrera en Hollywood.

«Nuestro objetivo es presentar los dos mundos de Marilyn, el que enseñaba frente a las cámaras y el que también existía lejos de los focos», dijo Kleiterp, que añadió que algunos de los objetos son fácilmente reconocibles para los fans.