París y el mundo de la moda vivieron ayer un momento histórico al descubrir la colección de Dior concebida por la diseñadora Maria Grazia Chiuri, la primera mujer a la cabeza de la firma en su historia, que llenó la pasarela de mensajes con reivindicaciones feministas aunque se alejó del espíritu Dior. El pabellón instalado en los jardines del Museo Rodin de París estaba atestado de invitados, entre ellos las actrices Marion Cotillard y Jennifer Lawrence, ambas imágenes de la firma, la cantante Rihanna, la modelo y vocalista Carla Bruni, la actriz Mila Jovovich y colegas de Chiuri como Alber Elbaz y Frida Gianni.La expectación era enorme, porque el trono de Dior ha estado vacío un año después de que Raf Simons decidiera no renovar el contrato por una aparente sobrecarga de trabajo, pero también porque esta ha sido la primera vez en la historia de la casa que una mujer ha tomado las riendas de la creación.

La colección primavera-verano 2017 de Chiuri estuvo cargada de energía: una decena de modelos en blanco abrieron el desfile en looks inspirados por la vestimenta de los tiradores de esgrima, con chaquetas blancas acolchadas acompañadas por pantalones a media pierna o largas faldas de tul. Para la noche, el blanco se convirtió en negro y la tela en cuero, siguiendo ese mismo efecto acolchado y con algunas decoraciones divertidas como parches en forma de corazón, así como vestidos rojos, también en tul.

La segunda parte del desfile estuvo protagonizado por diseños fantasía con vestidos semitransparentes con bordados de animales, soles, lunas y plantas. El resultado sorprendió porque, al contrario de la profunda revisión de los archivos de Monsieur Dior que Simons realizó hace cuatro años, renovando y modernizando el New Look, Chiuri ha decidido llevar a cabo lo que parece un cambio de apariencia. La que fuera diseñadora de Valentino ha seguido presentando, no obstrante, los vestidos princesa a los que tenía acostumbrado a su público anterior.