«Se ha reconocido su trabajo y eso es lo principal; él nunca se quejó de nada». La viuda de Remigio Soler, María Teresa Martín, sintió ayer emoción y también un inmenso orgullo al ver la antológica que ocupa la sala de la Lonja de Alicante, donde permanecerá hasta el 27 de noviembre.

Cuerpos es el título de esta muestra que no es más que el fruto de una amistad, la de la Asociación de Vecinos de Benalúa, barrio en el que el artista vivió desde los 19 años, que en 2013 empezó a darle vueltas a este proyecto. Una iniciativa «de alcance histórico» porque «es la primera vez que una parte de la ciudadanía de Alicante decide homenajear a un artista de esta manera y eso nos honra a todos los alicantinos». Lo dijo el profesor Juan Antonio Roche, que hace un año recibió la propuesta de Manuel Blasco, presidente de la citada asociación, para encargarse de comisariar esta muestra que entonces era un sueño.

Pero ese sueño se ha hecho realidad, tras ser elegido el proyecto expositivo dentro del concurso público convocado por la Concejalía de Cultura, a la que luego se sumaron como patrocinadores la Diputación y Aguas de Alicante. El resultado, una antológica que reúne 167 obras, fechadas entre 1945 y 2205, muchas de ellas que se muestran al público por primera vez, a través de las cuales se da a conocer al artista y al hombre, una dualidad indivisible y reconocible en este recorrido por su trabajo.

Remigio Soler no estará, ya que falleció hace menos de un mes, pero su entusiasmo y su espíritu recorren cada rincón de esta exposición a través de sus esculturas, relieves, dibujos -algunos de ellos realizados para INFORMACIÓN- y bocetos de hogueras, que fue también una parte muy importante de su trabajo.

La madre naturaleza y paisajes humanos, El cuerpo humano, La ética de la ley y del trabajo, y el tránsito de las fiestas, y El cuerpo de Dios constituyen las cuatro áreas en las que Roche ha dividido la muestra. «Soler es un artista muy popular pero no suficientemente valorado en el mundo del arte y el gran objetivo es que se reconozca que es un gran artista».

Para el comisario de la exposición, que no conocía personalmente al artista antes de empezar a trabajar en su obra, Remigio Soler «no es un hombre de vanguardia, es un hombre de tradición, comprometido con la sociedad, es un artesano, un creador, un poeta, un escultor técnico, con valores filosóficos».

Para organizar esta exposición se ha contado con el fondo familiar, pero también con piezas de la Fundación Caja Mediterráneo, una obra cedida por Joserre Pérezgil, además de un paso de Semana Santa de la cofradía de Stabat Mater. «El eje central son los cuerpos humanos y los cuerpos divinos, con la idea de que la vida es un gozo y también un sufrimiento; entre la vida y la muerte hay un camino que hay que recorrer y Soler nos lo dice a través de su obra».

Con motivo de la exposición se ha editado un catálogo, del que se ha encargado Aguas de Alicante, con textos de Roche, además del artista Eduardo Lastres, la crítica de arte Pilar Tébar y la directora del Mubag, Joserre Pérezgil.

«Hemos intentado hacerle justicia para mostrar el gran artista que era y también qué ser humano mas pleno y auténtico», apunta el comisario.