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Músicas en tiempos revueltos

La programación destaca por la visita de figuras internacionales en Valencia y Alicante

Diversidad, calidad, rutina y descoordinación. Quizá estas palabras sean las que mejor definan la nueva temporada lírica y de conciertos de la Comunidad Valenciana. Las tres capitales ofrecen propuestas cargadas de variedad, con presencia frecuente de solistas y conjuntos de primer orden. Sin embargo, al mismo tiempo asoman la aburrida inercia de repetir lo ya hecho mil veces y lo peor de todo la secular incapacidad o falta de voluntad de los programadores y gestores para evitar que se solapen propuestas y fechas. En este sentido, la presencia de la Orquesta de la Comunidad Valenciana en el escenario rival del Palau de la Música el 30 de junio es una señal que invita al optimismo. Como también lo ocurrido anteayer, cuando dos alumnas del Centre de Perfeccionament Plácido Domingo del Palau de les Arts actuaron junto a la Orquesta de Valencia en el Palau de la Música.

Menos controvertida en estos musicales tiempos revueltos es la armoniosa relación que parecen vivir en Alicante sus dos grandes instituciones musicales: el Auditorio de la Diputación de Alicante (ADDA) y la veterana Sociedad de Conciertos. El primero volcado en su ciclo sinfónico y la segunda, fiel a su tradición de recitales y conciertos de relumbrón, empeñada en una temporada que permite a los alicantinos disfrutar en su propia ciudad de las más consagradas figuras y conjuntos camerísticos. Sin duda, la Sociedad de Conciertos de Alicante se puede enseñorear de presentar la agenda artística de mayor fuste de la Comunidad.

Trigo y paja

Pero es la ciudad de Valencia, con sus dos suntuosos y controvertidos Palaus, la que presenta la oferta más nutrida y extensa. Un calendario -a veces- de campanillas que incluye ópera, conciertos sinfónicos, música de cámara -poquita- y recitales de diversa índole... El buen melómano podrá así pasarse ocupado un día sí y otro también disfrutando de semejante agenda. Sin embargo, los más exigentes, aquellos que buscan los grandes nombres, los repertorios menos trillados o las propuestas más innovadoras, tendrán que seleccionar bien las fechas para desgajar el trigo y la paja de una oferta que, en todo caso, envidiaría la mayoría de las comunidades autónomas.

El Palau de les Arts centra su temporada en la ópera. El no muy elevado nivel vocal en el que apenas destacan algunas veteranas pero bien vigentes glorias de la lírica, como la gran Mariella Devia o el sorprendente Gregory Kunde se realzará con la participación de la todavía suntuosa Orquestra de la Comunitat Valenciana y del Cor de la Generalitat, conjuntos ambos que dan lustre al Palau de les Arts. Absolutamente fuera de recibo el total desprecio a la zarzuela en un escenario lírico paisano de Chapí y Serrano.

Vistosa, luminosa, playera

El telón se alza el 1 de septiembre con la reposición de la vistosa, luminosa, playera y abigarrada coproducción de L'elisir d'amore de Donizetti firmada por Damiano Michieletto, con la discreta directora canadiense Keri-Lynn Wilson, esposa del todopoderoso Peter Gelg, ex-presidente de Sony Classical y actual máximo responsable del Metropolitan Opera House de Nueva York, y cuya presencia en el podio del Palau de les Arts invita a mil conjeturas. Wilson contará con un reparto integrado por alumnos y viejos alumnos del Centre de Perfeccionament Plácido Domingo. Destacan en los roles protagonistas la georgiana Ilona Mataradze (Adina) y William Davenport (Nemorino).

Títulos que aparecen en la temporada son la ópera El Gato Montés del valenciano Manuel Penella, La Traviata (¡por enésima vez en el Palau de les Arts!) de Verdi, Philemon und Baucis de Haydn, Lucrezia Borgia de Bellini (con la diosa belcantista Mariella Devia, Emilio Sagi en la escena y Fabio Biondi en el podio), Werther de Massenet, o The Turn of the Screw (La vuelta de tuerca) de Britten. Tancredi de Rossini cerrará la temporada el 1 de julio, con la gran mezzosoprano Daniela Barcellona en el rol titular. Escénicamente será dirigida por Emilio Sagi, quien hace curioso doblete en el Palau de les Arts, mientras que la batuta recaerá en Roberto Abbado. Pero el reparto más calibrado es el de I vespri siciliani, la gran ópera de Verdi que desembarca en diciembre de la mano escénica de Davide Livermore, con un solvente elenco encabezado por Gregory Kunde, Anna Pirozzi, Juan Jesús Rodríguez y Alexánder Vinogradov. Al frente musical de esta producción que promete lo mejor, el irrebatible oficio de Roberto Abbado.

Mínima presencia

Mínima hasta casi la nimiedad es la presencia sinfónica de la Orquestra de la Comunitat Valenciana en el espacio del que precisamente es conjunto titular y debiera serlo al menos protagonista. Apenas unos pocos conciertos sin enjundia sinfónica, entre los que únicamente cabe reseñar la interpretación de La canción de la tierra, de Mahler, el 6 de abril, con el libanés George Pehlivanian al frente y una pareja vocal de la que únicamente se conoce el nombre del tenor, Gregory Kunde.

La reconocida calidad de la Orquestra de la Comunitat Valencia, su trayectoria, la muy cualificada profesionalidad de sus profesores, y la entidad de los directores que la dirigieron exigen un tratamiento y una presencia sinfónica muchísimo más ambiciosos. Los grandes directores, las giras, las grabaciones y el sustancial repertorio sinfónico han de volver con urgencia a los atriles de la joya de la corona. Tener una orquesta así para hacer y requetehacer repertorio barroco dirigido por Fabio Biondi es como un Ferrari con Francisco Camps al volante y la famosa Rita de copilota.

Insuficiente es la reducida presencia de la música de cámara, que se limita a tres conciertos liderados por el omnipresente Fabio Biondi, quien dirige y toca su esto sí virtuoso violín junto a profesores de la OCV en conciertos temáticos programados el 14 de enero («En torno a Mozart»), 30 de marzo («Italia más allá de la ópera») y 6 de mayo («Alemania barroca»). Esta triple convocatoria más biondiana que camerística ha de dar paso a un verdadero ciclo de cámara protagonizado por los profesores de la OCV. Un ciclo de relevancia que se convierta en cita esencial en la agenda del Palau de les Arts.

El vecino Palau de la Música

El vecino Palau de la Música acomete la temporada inmerso en la incertidumbre del futuro de su director musical, Yaron Traub, quien tras más de una década de titularidad desde 2005 es cuestionado abiertamente por la mayoría de los músicos de la Orquesta de Valencia. Incertidumbre genera también la presencia del nuevo director del auditorio, Vicent Ros, nombrado tras un muy rebatido concurso al que se presentaron algunos prestigiosos nombres propios y reputados gestores de la música valenciana y española.

El tándem Ros y Traub, con la nueva concejala Gloria Tello detrás, tendrá que lidiar con la alta responsabilidad de mantener el consolidado y elevado nivel de calidad y prestigio alcanzado durante los largos años de gestión de Mayrén Beneyto, quien desde su condición política tuvo el acierto y la fortuna de rodearse de competentes profesionales, como Ramón Almazán, Javier Casal o Jorge Culla. Los tiempos de gloria del Palau de la Música se antojan lejanos. En la nueva temporada presidida por Gloria Tello escasean los nombres de directores solventes al frente de la Orquesta de Valencia. La crisis aprieta y daña, lo que requiere un plus de imaginación, profesionalidad y competencia. No es razonable pensar que se atenúe el daño con el generoso esfuerzo de Traub de incrementar su número de conciertos para reemplazar la costosa presencia de costosos directores invitados. Al contrario, es previsible que este hecho queme inevitablemente su estatus al frente de la orquesta y termine por avinagrar aún más la situación.

Traub, al que hay que reconocer su entrega, su estupenda labor cara a los abonados y a la propia dinámica de la OV, lidera un total de trece programas de abono, con obras como la Sinfonía Doméstica de Strauss (21 de octubre, en su primer concierto de temporada), Missa Solemnis de Beethoven (3 diciembre, con el Coro Philharmonia de Londres), la ópera en concierto El holandés errante de Wagner, o las Tercera y Octava sinfonías de Mahler. Su presencia al frente de la OV se completa con un ciclo completo de las sinfonías y conciertos para piano de Beethoven, que entre el 3 y el 25 de febrero aglutina las presencias solistas de Daniel Barenboim (Concierto Emperador), Khatia Buniatishvili, David Fray, Iván Martín y Alexéi Volodin. Llamativa es la absoluta ausencia de pianistas valencianos, habida cuenta de la formidable nómina de nuevos artistas del teclado que aquí habitan.

En la poco brillante nómina de directores que se pondrán al frente de la Orquesta de Valencia apenas despuntan Ton Koopman (con un programa barroco en el que intervendrán las violinistas de la propia orquesta Anabel García del Castillo y Esther Vidal) y el estadounidense Lawrence Foster, que el 24 de marzo dirigirá la Tercera sinfonía de Brahms en un programa en cuya primera parte intervendrá la violinista Arabella Steinbacher. Otros directores que figuran en la temporada son los valencianos Cristóbal Soler (14 de octubre, con una versión concertante de la ópera Goyescas) y Rubén Gimeno (7 abril). El plantel de maestros invitados se completa con Andréi Boreiko, James Gaf?gan, Pedro Halffter, Jacek Kaspszyk y Alexander Liebreich. Mejor pinta la programación de orquestas y solistas invitados, con presencias tan remarcables como la Filarmónica de San Petersburgo, que retorna el 21 de mayo con su incombustible Yuri Temirkánov para brindar un programa que incluye ¡una vez más! la Quinta de Chaikovski y la rutilante obertura de la ópera Ruslán y Liudmila. Prometedora es la presencia de Gustavo Gimeno, quien aterriza en su tierra el 3 de noviembre para ofrecer al frente de la Orquesta Filarmónica de Luxemburgo de la que es titular la Séptima sinfonía de Bruckner. En el capítulo de conjuntos invitados también destacan Le Concert des Nations y Jordi Savall, y la Sinfónica de la Radio de Stuttgart (17 noviembre; con Tzimon Barto como solista del Concierto en Sol de Ravel y la Quinta de Mahler, todo dirigido por Christoph Eschenbach).

Cierran el capítulo de conjuntos foráneos dos citas ineludibles. La primera, el 11 de diciembre, la Filarmónica de Londres, con Vladímir Jurowski en el podio y Jan Lisiecki al piano, que llegan con obras de Chopin (Concierto para piano en mi menor) y la Cuarta sinfonía de Mahler. La segunda, el 2 de abril, permite ver a Ton Koopman interpretar al frente de sus fieles músicos de la Amsterdam Baroque Orchestra La pasión según san Mateo de Bach.

Fecha señaladísima

Fecha señaladísima en la temporada del Palau de la Música será el 18 de febrero, cuando de nuevo el coloso del piano Grígori Sokolov emocione y deslumbre a todos. Tampoco es desdeñable la vuelta del pianista Barenboim, que complementará su colaboración solista con la OV con un recital 15 febrero con sonatas de Schubert. No acaba en estos dos nombres el festín pianístico del Palau de la Música, donde también se escucharán pianistas como el bilbaíno Joaquín Achúcarro o la china Yuja Wang. Finalmente, los muchos y fervorosos seguidores valencianos de la diva italiana Cecilia Bartoli están una vez más de enhorabuena: su voz menuda volverá a escucharse en la Sala Iturbi. La cita, el 29 de marzo.

Extensa, pero sin empaque resulta la programación de la Sociedad Filarmónica de Valencia, que en sus renqueantes esfuerzos de supervivencia no logra cuajar una temporada que logre brillar entre los colosos palaus que lentamente la degluten. Con todo, entre los 25 conciertos que propone a sus abonados no faltan fechas imprescindibles, como el concierto inaugural, el 19 de octubre, que presenta a la Orquesta de Cámara del Gürzenich de Colonia con un programa que incluye obras de Fuchs, Haydn y Chaikovski. Será dirigida por su concertino Torsten Janicke y como solista actuará el violonchelista Bonian Tian. Este concierto, como todos los demás, se celebrará en el Palau de la Música.

Remarcables

Momentos también remarcables en el calendario de la Sociedad Filarmónica son el recital del ascendente pianista valenciano Antonio Galera, que el 20 de diciembre abordará un enjundioso programa que abarca la extensa Sonata en Si bemol mayor, D 960 de Schubert y Goyescas de Granados, que se escucha como homenaje al compositor leridano con motivo del primer centenario de su muerte; la actuación del Cuarteto Juilliard el 17 de enero, que en esta ocasión retorna a Valencia con obras de Beethoven, Davidovski y Mendelssohn-Bartholdy, o la presentación del Dúo Cassadó, conformado por el violonchelista valenciano Damián Martínez y la pianista Marta Moll, que el 2 mayo tocará composiciones de Bloch, Shapórin, Shostakóvich y Villa-Rojo.

La Sociedad Filarmónica de Valencia también promueve las actuaciones de conjuntos e intérpretes como el pianista tinerfeño Guillermo González (24 enero; Albéniz, Castillo, Falla y Scarlatti); Sexteto Stradivari (14 febrero; Brahms y Chaikovski); el violinista Iván Zenaty y la pianista Sandra Shapiro (21 febrero; Beethoven, Martin? y Schumann); la mezzosoprano Nancy Fabiola Herrera, que el 28 de febrero cantará junto a un conjunto de profesores de la Orquesta de Valencia fragmentos de Bizet, Comellas, Gounod, Händel, Lecuona, Piazzola, Rossini y Saint-Saëns, o la Orquestra Filharmònica de la Universidad de Valencia, que el 4 de abril abordará obras de Jachaturián y Rajmáninov bajo la dirección de su titular, Hilari García. La temporada de abono se extenderá hasta el 23 de mayo, cuando la Orquesta Baltic Neopolis y Adam Kloceck la clausurarán con piezas de Boccherini, Chaikovski, Kilar, Lukaszewski y Montero.

Grandes nombres

Desde que se fundó en 1972, la Sociedad de Conciertos de Alicante propone una programación camerística espectacular, plagada de grandes nombres seleccionados cuidadosa y equilibradamente entre las viejas y nuevas «glorias» de la interpretación. Es difícil encontrar en España y en el extranjero un ciclo de conciertos de tanto fuste y tan cabalmente articulado. Entre el 10 de octubre y el 6 de junio de 2017 se sucede en el marco del Teatro Principal de la ciudad de Óscar Esplà una serie de veinte conciertos en la que destacan nombres y conjuntos como el barítono Matthias Goerne (11 octubre); el violinista Eric Silberger (18 octubre), los violonchelistas Miklós Perenyi (13 diciembre) y Alisa Weilerstein (6 marzo), el Trío Colom-Lluna-Claret (21 diciembre) o los cuartetos Artemis (23 enero) y Belcea, que el 24 de abril interpretará un monográfico Schubert que incluye el Cuarteto La muerte y la doncella, y, junto al violonchelista Jean-Guihen Queyras, el Quinteto en Do mayor, D 956.

Punto y aparte en la sustanciosa programación de la Sociedad de Conciertos alicantina merece la fuerte presencia pianística, con una impactante retahíla de primeros nombres internacionales en la que destacan Emmanuel Ax (9 noviembre), Javier Perianes (1 diciembre), Nikolái Luganski (10 enero), Varvara Nepomnyashchaya (21 febrero), Alessio Bax (20 marzo), Elisabeth Leonskaya (3 abril), Eliso Virsaladse (16 mayo) y András Schiff, quien retorna una vez más a su «ciudad amiga» de Alicante para clausurar la temporada el 6 de junio con un recital que contribuirá a afianzar aún más la reputación de este auténtico «foro de prestigio» que es la Sociedad de Conciertos de Alicante.

Imprescindible

Imprescindible, complementario y cargado de fechas relevantes es también el ciclo sinfónico que un año más promueve la Diputación de Alicante en su flamante Auditorio ADDA. La estupenda acústica de este auditorio diseñado por el arquitecto alicantino Juan Antonio García Solera e inaugurado en 2011 vuelve a acoger algunas de las primeras orquestas internacionales en un ciclo de doce conciertos que comienza el próximo 21 de octubre, cuando el legendario director de orquesta británico Neville Marriner (1924) se ponga al frente de la Orquesta de Cadaqués para dar vida a un programa con sabor español que comprende obras de Falla, Granados y Montsalvatge, además de la Segunda sinfonía de Beethoven.

Cita igualmente imprescindible del ciclo sinfónico alicantino es la que propone con la Filarmónica de Luxemburgo y su descollante titular, el valenciano Gustavo Gimeno. El 5 de noviembre se presentan con el Concierto para violín de Chaikovski (solista: Patricia Kopachinskaya) y la monumental Séptima sinfonía de Bruckner. De campanillas es también la presencia de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Stuttgart, que el 18 del mismo mes se presenta junto a dos figuras como el pianista Tzimon Barto y Christoph Eschenbach. En los atriles dos obras tan apreciadas como el Concierto en Sol para piano y orquesta de Ravel y la Quinta sinfonía de Mahler.

Relumbrones

La relación de orquestas se completa con conjuntos tan de relumbrón como la Filarmónica de Londres (que bajo la dirección de su titular, Vladímir Jurowski, actúa el 12 de diciembre con el Primer concierto para piano de Chopin y la Cuarta sinfonía de Mahler); la Nacional de Escocia (12 enero); la Suisse Romande dirigida por Jonathan Nott (3 febrero); Camerata Salzburg (13 de febrero con Rafa? Blechacz como solista de piano y director); Sinfónica Chaikovski (con Vladímir Fedoseyev en el podio; 27 abril); Filarmónica de la BBC con Juanjo Mena y Rudolf Buchbinder al piano en el Tercero de Beethoven (11 mayo), y, finalmente, la Sinfónica de la Radio de Fráncfort, que el 26 de mayo clausura la temporada con La consagración de la primavera, de Stravinski, dirigida por el colombiano Andrés Orozco-Estrada.

No falta en el ADDA la Orquesta de Valencia, que se presenta por partida doble, y siempre bajo la dirección de su titular Yaron Traub: el 2 de diciembre con la Missa Solemnis de Beethoven, para la que se hará acompañar por un consistente reparto de voces solistas y el Coro de la Philharmonia de Londres, mientras que el 31 de marzo lo hará con la sobrecogedora Tercera sinfonía de Mahler, que contará con presencia solista de la siempre fascinante voz de Waltraud Meier.

Castellón y su estupendo Auditorio inaugurado en 2004 sufren con especial virulencia los efectos de los recortes en cultura. Lejos quedan las palabras del presidente de la decana Sociedad Filarmónica de Castellón, Miguel Ángel Trilles, cuando el 16 de marzo de 2008 afirmaba que «nuestra ciudad supera en oferta cultural a muchas otras capitales». Tampoco el Conservatorio Superior Salvador Segui ni su Orquesta Sinfónica han aumentado sus propuestas musicales. Resulta descorazonador observar cómo una infraestructura musical tan notable como la que dispone la capital castellonense sirva para no mucho más que albergar conciertos de Niña Pastori el próximo sábado, 1 de octubre, en el Auditori, o el espectáculo Francesco que organiza también el 1 de octubre y día 2 la asociación de Amics de l'Ópera en el Teatre Principal.

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