Pablo Auladell había leído Las aventuras de Tom Sawyer de niño, pero no las de su amigo Huckleberry Finn. Y sumergirse durante varios meses en los clásicos de Mark Twain le ha servido para quitarse «muchos arquetipos que tenía en la cabeza sobre sus personajes y descubrir más matices en la literatura de Mark Twain», señala el dibujante alicantino, que hoy presenta en la librería Pynchon&Co de Alicante a las 19,30 horas la última de estas adaptaciones que ha ilustrado para la editorial Sexto Piso, Las aventuras de Huckleberry Finn.

Como ya le sucedió con Tom Sawyer -que también ilustró el pasado año para la misma editorial-, Auladell ha podido convertirse en un niño travieso, asilvestrado y, ahora, vagabundo al dibujar a un personaje como Huckleberry Finn.

«Lo he leído ahora para ilustrarlo y me ha llamado mucho la atención que es un libro que refleja un panorama más realista de cómo eran las relaciones entre los blancos del Mississippi y los negros» en esa sociedad esclavista de mediados del siglo XIX en Estados Unidos, apunta Auladell, que añade que «frente a la idea romántica de que la población negra luchaba por su libertad y sus derechos, como ese Kunta Kinte que tenías en la cabeza, realmente era gente esclavizada ignorante, sin educación, y ellos mismos se veían como la escoria de la tierra, mientras que los blancos les veían como una especie de animalillos que tenían en sus casas casi por caridad».

Esa relación paternalista se refleja incluso en la mentalidad del espabilado amigo de Tom Sawyer, «que lo imaginaba como un niño travieso lleno de sentimientos buenos, que sin embargo lo primero que piensa cuando conoce a Jim, el esclavo que se ha escapado es denunciarle y entregarle», porque aunque él es pobre y vagabundo «si ve que hay alguien por debajo se cree superior y solo después de la convivencia ve que es una persona normal»

Responsable de las ilustraciones de ambos clásicos de Twain, el dibujante ha vuelto al carboncillo y al pastel para mantener un estilo similar al de Tom Sawyer, «para que entre ambos haya una especie de juego con el mismo trazo, pero los colores son más dramáticos, no es un libro tan luminoso como el anterior, este es un poco más oscuro». Si para Tom Sawyer la aventura es sinónimo de algo romántico, para Huckleberry Finn vivir ya es una aventura, por lo que el idealismo de uno contrasta con el realismo del otro.

«Esta libro es más complejo y, de hecho, aunque se ha considerado de literatura juvenil tiene mimbres de ser mucho más y yo su lectura la recomiendo de 20 años para arriba», apunta el ilustrador, para quien ambos encargos le han permitido adentrarse en la literatura de Twain, considerado el padre de la novela norteamericana.

«Ha sido muy gratificante porque la literatura americana n0 está entre mis favoritísimas y esto te permite a veces mirar cosas que, de otro modo, dejarías esquinadas. Me ha dado muchos más matices de Mark Twain», indica Auladell, que trabaja en un cómic y en un álbum con Pablo Albo.

En la presentación de hoy intervendrá el periodista Rafa Burgos, con el que mantendrá una conversación, además de mostrar algunos de sus dibujos previos.