El cine español sigue conquistando al público. En lo que va de año su recaudación ha subido un 26,8 % hasta los 56,8 millones de euros, según anunció ayer la Federación de Productores FAPAE en una rueda de prensa durante el Festival Internacional de Cine de San Sebastián.

Sin embargo, los productores siguen sin cobrar a tiempo las ayudas, ya que un tercio de las correspondientes a este año 10 de los 30 millones presupuestados están «bloqueados», desveló su presidente, Ramón Colom. El bloqueo se produjo a finales de julio, cuando para evitar una sanción de la UE por incumplimiento del déficit, el Gobierno en funciones detuvo la ejecución presupuestaria, lo que afectó al Instituto de Cinematografía.

El vicepresidente de FAPAE, Joxe Portela, vaticinó que a finales de año la cuota de pantalla proporción de películas españolas será similar a la del año pasado, en torno al 20%, ya que quedan títulos importantes por estrenar, como Un monstruo viene a verme de J.A. Bayona, El hombre de las mil caras de Alberto Rodríguez o Que Dios nos perdone de Rodrigo Sorogoyen. Ese empuje leve, comparado con la subida de recaudación, se explica en parte por la subida de la taquilla en general, que sumó 406 millones euros, con 67,5 millones de espectadores, gracias a películas taquilleras como Palmeras en la nieve o Cuerpo de élite. Le siguen Zipi y Zape y la isla del capitán, Julieta de Pedro Almodóvar, la comedia de Andreu Buenafuente y Berto Romero El pregón, Toro de Kike Maíllo y El olivo de Icíar Bollaín. La radiografía del cine español hasta mediados de septiembre desvela también una reducción del número de rodajes de casi un 19 %, con 104 notificaciones frente a las 128 de 2015. Del total de rodajes iniciados la mitad fueron documentales. Por primera vez en los últimos años, sube, aunque ligeramente, el presupuesto medio de una película española al pasar de 1,3 a 1,65 millones de euros.