Insomnio, buena memoria, papel y bolígrafo. Con esto escribió Rosa Grau su primera novela, el relato de su pandilla de juventud, ambientado en la playa de San Juan en los años 70, que puso negro sobre blanco en 500 páginas para regalar a sus amigos. Su hijo le propuso subir la historia a Amazon y, tras ser uno de los libros más vendidos durante varias semanas en esta plataforma, le llovieron ofertas de las editoriales y ella escogió la de Penguin Random House. Recién editado, Un puñado de amigos y dos cerezas se presenta mañana a las 19 horas en la Fnac de Alicante.

Rosa Grau es un ama de casa alicantina de 58 años, azafata en su juventud y con muchas aficiones que alguna vez pensó en escribir «pero nunca tenía tiempo y era algo para lo que me consideraba incapaz», reconoce. Fue a raíz de un problema de salud en su círculo más cercano que empezó a desvelarse por las noches y pensó en aprovechar la madrugada: «Perdí el sueño y me despertaba a las 4 de la mañana; o me desesperaba o me ponía a escribir. En esos días nos reuníamos los amigos -su pandilla de juventud sigue siendo la misma hoy- y uno de ellos se quejaba de que no teníamos recuerdos tangibles de cuando éramos adolescentes, no teníamos ni siquiera fotos juntos. Y yo he hecho esa foto con todo lo que recordaba», explica.

La autora escribió en un año las 500 páginas de Un puñado de amigos y dos cerezas, lo hizo de madrugada y a mano, con papel y boli, y echando la vista 40 años atrás «porque recordaba mucho mi pandilla de verano, tengo muy buena memoria y aunque todo gira sobre una historia ficticia de un romance, entrelacé un montón de situaciones y vivencias que son verídicas sobre mis amigos. Se lo regalé a ellos y cada uno tiene su historia en el libro, estamos todos, incluida yo».

Además de ser un libro cargado de recuerdos, Grau apunta que «está escrito con mucho humor, porque es fundamental en esta vida tan dura, y uso un lenguaje coloquial, con frases de esa época de los años 75 o 76», además de tener como fondo el verano en la playa de San Juan alrededor de esta novela romántica.

Ella, que no usa móvil, ni tenía correo electrónico, ni manejaba las redes sociales, tampoco sabía qué era Amazon hasta que su hijo le sugirió subir el libro a esta plataforma. «Y lo compraron 4.000 personas en un mes. La sorpresa fue que a los pocos días se había puesto el número uno entre los libros más vendidos y las editoriales, como yo ya tenía correo electrónico, empezaron a ponerse en contacto conmigo para publicarlo. Recibí ofertas de varias, entre ellas de Planeta y de Penguin Random House y me quedé con esta última», que sacó al mercado la novela el pasado día 8 de septiembre.

Rosa Grau realizará una presentación del libro en Alicante rodeada de sus amigos y otra en Valencia, «pero de momento no quiero hacer más, si luego despega ya veremos. Llevo tantos años metida en mi mundo que me cuesta salir de la playa».

Desde que escribió su primer borrador, hace tres años, hasta hoy Grau ha seguido publicando en Amazon dos novelas más -El caso de la gallina ponedora, de humor y suspense, y El sendero de los ángeles, un guiño a las novelas de Agatha Christie- y la cuarta historia ya la tiene en la cabeza. Pero ella no se considera escritora, «qué va, en todo caso contadora», aclara, «aunque me río mucho y me lo paso muy bien escribiendo, he vuelto a la juventud y el día que me canse lo dejo, pero por ahora me compensa hacerlo».

Respecto al éxito de su novela, que también cuenta con una tensión sexual no resuelta «pero ni por asomo es una novela erótica», la alicantina indica: «Por lo visto, he escrito un canto a la amistad. Eso me dice mi editora, además de ser un recordatorio de juventud divertido, porque también me han dicho que describo la vida de todo el que tiene 17 años, independientemente de la época que sea».

Ella cree que la juventud es «una etapa maravillosa, yo fui muy afortunada con mis amigos y es envidiable que siga teniendo salvo algunas bajas a los mismos de entonces», incluido su marido, «el único que no ha querido leer el libro porque le da vergüenza». ¿Y sus amigos qué han dicho? «Les ha gustado verse porque les he clavado a todos», asegura ella.