Las últimas excavaciones realizadas por el MARQ en la Cova del Randero de Pedreguer, y que finalizaron el pasado viernes, han sacado a la luz restos humanos que confirman el uso como necrópolis que tuvo ese espacio cuando dejó de habitarse, alrededor de la primera mitad del III milenio antes de Cristo. Entre los elementos materiales vinculados a ese hecho funerario destacan una quincena de puntas de flecha en sílex de perfecta factura y sin ningún desgaste en sus filos, lo que revela que fueron hechas para acompañar a difuntos en la creencia de que pudieran servirse de ellas «en la otra vida». Son elementos que formarían parte de las ofrendas que el grupo humano que habitara el valle dejaba junto a los personajes relevantes de la comunidad, propia del final del Neolítico.

La excavación se incluye en el programa de excavaciones ordinarias que promueve el MARQ tratándose de este caso de una colaboración con el Ayuntamiento de Pedreguer que facilita al grupo de arqueólogos y especialistas dirigido por Jorge A. Soler Díaz, Consuelo Roca de Togores y Olga Gómez, la infraestrucutra necesaria para este proyecto.