Setenta años de trabajo para proteger a niños y jóvenes desfavorecidos, y más «en momentos en los que los conflictos internacionales ponen en especial riesgo a los más vulnerables», han llevado a que Aldeas Infantiles SOS haya sido reconocida con el Premio Princesa de Asturias de la Concordia 2016.

Así lo recoge el acta del jurado que, presidido por el jefe del Ejecutivo asturiano, Javier Fernández, falló ayer en Oviedo este galardón, el último de los ocho que anualmente concede la Fundación Princesa de Asturias.

«Se reconoce el esfuerzo de muchos niños y jóvenes por superar las dificultades que la vida les presentó», señaló el presidente en España de Aldeas Infantiles, Pedro Puig, tras hacerse público este premio que, por su gran visibilidad, servirá para poner sobre la mesa «los problemas que afectan a la infancia vulnerable y a la juventud en todo el mundo».

Tras la Segunda Guerra Mundial, su fundador, Hermann Gmeiner, «se dio cuenta que los niños no podían vivir en grandes orfanatos sino en una familia» y crearon «familias SOS», en las que normalmente una viuda de guerra vivía ejerciendo de madre con niños. «Esa idea tan sencilla en una casa se multiplicó por todo el mundo» y ahora en 134 países se trabaja con «los menores que han perdido cuidados parentales y con otros niños, jóvenes y familias en situación de riesgo, para apoyarles y que sigan viviendo con su familia».

En Siria, por ejemplo, Puig ha resaltado que en la actualidad 40 profesionales y 80 voluntarios trabajan en un programa de emergencia, que en la ciudad de Alepo hay dos aldeas infantiles, y hay presencia de esta ONG.