«Cómo quisiera que tú vivieras, que tus ojitos jamás se hubieran cerrado nunca y estar mirándolos», cantaron ayer México y España al unísono a Juan Gabriel, autor del inmortal Amor eterno para Rocío Dúrcal y de tantos otros temas que durante casi 40 años consagraron el matrimonio musical entre estos países.

Isabel Pantoja, quien también colaboró estrechamente con él, Julio Iglesias, Massiel o David Bustamante son algunos del numeroso grupo de artistas españoles que entonaron sus apasionadas rancheras y que, de su mano, accedieron a un público mayor que hoy se despide del «divo de Juárez», fallecido a los 66 años por un infarto de corazón.

Desde Mario Moreno «Cantinflas» ningún otro artista en México logró penetrar de la misma forma en las distintas clases sociales, grupos políticos y sectores artísticos del país como el cantante, un niño tenaz surgido del abandono y la miseria que ha muerto convertido en leyenda.

Su muerte, sobrevenida el domingo a las 11.40 hora local de Santa Mónica (California, EEUU) (20.40 GMT), donde se encontraba de gira, ha conmocionado México y gran parte de Latinoamérica. El presidente de la república mexicana, Enrique Peña Nieto, ha ofrecido a la familia «abrir la puertas del Palacio de Bellas Artes -en la capital- para un homenaje a Juan Gabriel» y velarlo, ya sea de «cuerpo entero o sus cenizas».

Artistas como Marc Anthony, Enrique Iglesias, Alejandro Fernández, Los Tigres del Norte, Marco Antonio Solís, Juanes y Gloria Trevi, entre otros, acudieron a las redes sociales para mostrar su pésame por el fallecimiento de este artista querido por todos.

Fiesta de adioses

A pleno pulmón y con la emoción a flor de piel, centenares de mexicanos despedían el domingo noche al fallecido cantante desde la Plaza Garibaldi de la Ciudad de México, cuna de los mariachis y de la cultura popular. En una improvisada fiesta, tan por sorpresa como la muerte de esta estrella de la canción, decenas de fanáticos se reunieron en el mítico Salón Tenampa, famoso por su música en directo y por haber sido frecuentado por artistas de la talla de Chavela Vargas o Frida Kahlo. Al mismo tiempo y con la misma improvisación, docenas de personas rindieron tributo al cantautor frente al auditorio de la localidad texana de El Paso donde tenía planeado ofrecer un concierto esa misma noche.

«Se queda en el corazón de todos nosotros, no hay por qué estar tristes, nos deja muchas canciones, mucho entusiasmo y mucha alegría», dijo el mariachi Miguel Ángel González, para quien «el divo de Juárez» era capaz de «llenar corazones» y a quien hace cuatro años acompañó tocando en un concierto en el Auditorio Nacional.

«Juan Gabriel es un icono de la música. Era una leyenda viviente. (...) Estamos en shock. Él representa música y magia», afirmó la administrativa de 24 años Amanda Sáenz, vasito de tequila en mano, bandera mexicana anudada al cuello y sombrero charro en la cabeza.

Con más de 1.500 letras a sus espaldas, era fácil recordar a este ecléctico músico solo a través de sus canciones. En un rincón algo más sosegado, debajo de un enorme pintura con un retrato de Juan Gabriel -nacido el 7 de enero de 1950 en Michoacán (oeste de México) pero criado en la fronteriza con Estados Unidos, Ciudad Juárez, los propietarios del Tenampa colocaron un altar con multitud de flores y velas.

En un lateral de la popular plaza, alrededor de una estatua del cantante y compositor arrancó otro homenaje improvisado, que si bien fue un tanto más emotivo, tampoco dejó de lado el jolgorio. Allí, algunos recordaban los momentos en los que el divo cantó para ellos: «Es una lástima que se haya ido, fue mí ídolo y tiene canciones maravillosas como Amor eterno. Cuando sepulté a mi hijo pusimos canciones de él. (Juan Gabriel) para nosotros no ha muerto», dijo con lágrimas en los ojos una seguidora natural de la ciudad.