«El sentido de las cosas no reside en las cosas en sí, sino en la actitud que tenemos hacia ellas». Antoine de Saint-Exupéry. Esta frase del autor de El Principito viene al caso para reflexionar sobre nuestra forma de pensar y de actuar. Causa y efecto. Generalmente, el fin de las vacaciones suele ser motivo de estrés y quejas masivas. Los síntomas más frecuentes son sensación de cansancio, fatiga, falta de concentración y motivación. Según un estudio de Sanitas, esta sensación afecta al 65% de los trabajadores en España. Si el efecto se agrava es que puede haber molestias de fondo. Los motivos suelen ser un nulo interés en los quehaceres, escaso feeling con el jefe, un sentimiento de poca valoración... Hay quien decide aceptar que ésta es la vida que le ha tocado. Ante una actitud así poco se puede hacer más que aceptarla.

¿Qué pasos ha de acometer el que quiere cambiar? Primero, abrir la mente. Funcionamos por hábitos. En muchas ocasiones, no necesitamos la realidad para sufrir. Con imaginarla basta. Así se puede entender la extendida costumbre de los domingos por la tarde de proyectar emociones negativas con vistas al inicio de la semana. No solemos cuestionar muchas cosas de las que hacemos y cada decisión que tomamos es una elección entre tranquilidad o molestia. Al final, se trata de una forma de pensar, que llevamos alimentando en una dirección durante años y la cabeza, como el cuerpo, se entrena. Quizá fraccionar el descanso sea una opción interesante a valorar. La resaca a un periodo de descanso de quince días será más llevadera a la de un mes. Si ponemos la atención en mejorar nuestra situación laboral, al poco tiempo de aterrizar de un viaje en Formentera, habremos hecho mucho por empezar a conseguirlo. Nos preguntaremos qué decisiones podemos tomar para superar este proceso. «Si intentas utilizar viejas soluciones para resolver nuevos problemas, tu evolución será más lenta», sentencia el escritor hindú Deepak Chopra. Buscaremos nuevos remedios. El asunto es responsabilizarnos. Nadie lo va a hacer por nosotros. Para facilitar este proceso exponemos diez claves. Adelante y a por ello.

1. Disciplina

Los deseos sin estrategia acaban siendo papel mojado. Planificar da la posibilidad de contar con alternativas, más allá de priorizar. Por ejemplo, hacer deporte a primera hora.

2. Humor

Reírse de uno mismo es un espléndido recurso. Hay quien con equilibrio emocional revierte los problemas laborales en momentos de aprendizaje.

3. Amigos

Compartir una actividad física con alguien reporta un enorme beneficio: aumenta tu autoestima, previene enfermedades y mejora tu aprendizaje. ¿Quién da más?

4. Aficiones

"Invertir en conocimiento genera mejores intereses". Franklin. Por ejemplo, un trabajador que apueste por desarrollarse logrará tener una mente más abierta.

5. Paciencia

La vuelta a la rutina tras un periodo largo, con el verano en curso, se supera paso a paso. Sin correr, que el calor debilita. Se trata de una incomodidad pasajera.

6. Dormir

Antes de ir a la cama escribir cosas agradables vividas en el día es positivo. La posición de lado permite que el cerebro elimine con mayor facilidad las toxinas.

7. Alimentación

Recomendable comer raciones de fruta y verdura diarias en abundancia (al menos 5). El sobrepeso y el colesterol, consecuencias de una dieta inadecuada.

8. Deporte

"La mejor herramienta educativa que he tenido, el deporte. He aprendido a aceptar la derrota, que otro es mejor, a esforzarme para hacerlo mejor". Guardiola.

9. Viajes

Una forma efectiva de variar el estado de ánimo es buscar alternativas para hacer el próximo viaje. Este generará ilusión, así que no te pares. ¡Indaga!

10. Automotivación

Quizá sea un buen momento para plantearte si disfrutas con lo que haces. "Elige un trabajo que te guste y no trabajarás ni un día de tu vida". Confucio.

PARA INSPIRARSE

UN LIBRO

"El arte de no amargarse la vida". R. Santandreu explica de forma amena que se puede cambiar de chip sin dramas, mejorar nuestra relación con nosotros siendo positivos.

UNA FRASE

"Optimista no es quien carece de un lado negativo, sino quien ha aprendido a no darle relevancia. Nada podrá herirte al dejar de dañarte con tu diálogo interior". R. Vidac.

UNA FÁBULA

Cuenta una historia que dos informáticos desempeñaban las mismas funciones en una web digital. Un día recibieron la visita de unos estudiantes. Uno de los trabajadores negaba con la cabeza mirando la pantalla. Hacia él fue dirigida la primera pregunta: "¿Qué está haciendo?". Molesto levantó la mirada y respondió brusco: "¡Qué voy a hacer! ¡Instalando un programa!". Justo al lado, el compañero, silbaba alegremente mientras tecleaba. Al observar que un grupo de chavales se le acercaban les saludó: "Buenos días, ¿qué queréis saber?". Uno se erigió en portavoz: "Tenemos curiosidad por saber qué está haciendo". Con tono de satisfacción respondió: "¡Pues creando un portal para una Liga de fútbol de barrio!".