David Valero quiere convertir Alicante y San Vicente del Raspeig en un plató de cine durante cinco días. Volcado en los últimos años en la realización de largometrajes -Los increíbles, que presentó en el Festival de San Sebastián, y El arca de Noé, codirigida con Adán Aliaga, que estrenó en la Seminci- el cineasta vuelve al pequeño formato con el corto Scratch, que empezará a rodar el 1 de septiembre. A pesar del tamaño, esta historia de tinte social sobre la violencia es uno de los proyectos más ambiciosos del director de San Vicente para el que reclama la ayuda de todo el que quiera contribuir en este trabajo cinematográfico.

Valero ha desarrollado durante todo el verano una campaña de Amigos Fila 0 con la que ya ha conseguido unos 12.000 euros de aportaciones de 160 mecenas particulares y una veintena de comercios y empresas, cuyos nombres figurarán en los títulos de crédito de la película. Ello supone el 70% del coste estimado del proyecto, pero Valero necesita un poco más.

«Esta vez el productor ejecutivo soy yo, el coste es elevado porque va a ser un corto de factura muy ambiciosa en producción y cada vez surgen más cosas que incrementan el coste», señala el director del proyecto, en el que colabora la productora de su amigo Adán Aliaga (Jaibo Films), Mediterrània Audiovisual, Videogenic y Kamestudio.

Por ello, anima a que la gente se implique en participar en su financiación, ya que «este rodaje es una oportunidad para dar visibilidad a su marca a través del cine. Alicante no tiene un tejido industrial cinematográfico y puede que pase mucho tiempo hasta que otro cortometraje de esta envergadura vuelva a levantarse», comenta, sin olvidarse de agradecer a personas, empresas y comercios «que están aportando su granito de arena», incluido el Ayuntamiento de San Vicente.

Valero rodará durante cinco días seguidos con 20 técnicos escenas de un corto de entre 15 y 20 minutos con más de una decena de actores y medio centenar de figurantes. Utilizará cámaras profesionales y grabaciones de móvil; los exteriores se rodarán en San Vicente, en Alicante los interiores y, mientras encuentra la financiación que le falta, no duda en pedir ayuda a través de las redes sociales para buscar una furgoneta, un megáfono o la vestimenta adecuada de los personajes.

«Estamos ahora en la fase de preproducción, con los ensayos, las pruebas de vestuario y maquillaje, reuniones y localizaciones. Quiero acabarlo para diciembre, estrenarlo en San Vicente y luego comenzar la ruta de festivales», explica el realizador, que se precia de hacer un cine «intimista, humano, y esencialmente emocional» que lleva a la pantalla «las contradicciones e incertidumbres de la realidad al plantear cuestiones que no tienen por qué resolverse».

En Scratch, Valero sitúa al espectador contra las cuerdas al ver qué le sucede a un joven dj con una leve discapacidad perteneciente a un mundo marginal que una noche presencia la brutal paliza que sufre su hermanastra.

«El corto habla de si la violencia está o no justificada, quiero que el espectador reflexione sobre si aprueba o no lo que ve, además de abordar el tema de la educación familiar, la presión del grupo, el entorno social y unos personajes que aspiran a encontrar su lugar en un mundo que no está hecho a su medida», señala el cineasta, que eligió a sus actores, sin experiencia, entre 200 personas que acudieron a los castings.

El único actor profesional es Javier Bódalo, de 27 años, conocido por series como Cuéntame, Los Serrano, Pelotas, Águila Roja, Los misterios de Laura y películas como Promoción fantasma o Cómo sobrevivir a una despedida. «Pensé en él porque está alejado de los estereotipos del cine español y me gustan los actores fuera de lo común, aunque es alguien que me podría encontrar por la calle. Le mandé el guion, le encantó y me mandó unas pruebas en el súper de su barrio», indica Valero, que tuvo claro que Bódalo seria el protagonista de Scratch.