El investigador de Monóvar Silvestre Vicent dirige la nueva línea de investigación para curar el cáncer de páncreas que se ha abierto en el Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA) de la Universidad de Navarra.

La clave para combatir este tipo de tumor podría estar en la reducción de los niveles de antioxidantes en las células que causan el cáncer de páncreas. A esta conclusión llegó un equipo del Cold Spring Harbor Laboratory (Estados Unidos), del que forma parte el especialista del Departamento de Oncología de la Clínica Universidad de Navarra y del CIMA, Mariano Ponz-Sarvisé, principal colaborador del doctor Vicent en esta nueva batalla contra el cáncer de páncreas.

Se trata de un hallazgo que abre la posibilidad de crear una nueva estrategia de tratamiento para esta enfermedad en la que menos del cinco por ciento de los afectados sobrevive a los cinco años del diagnóstico. «El cáncer de páncreas es uno de los más letales que existe, por eso se abrió esta línea de investigación», explica Silvestre Vicent.

El investigador alicantino ha destacado la importancia de la colaboración entre centros de investigación y oncólogos, pues ello permite que, en algunas ocasiones, los resultados puedan aplicarse a casos clínicos: «La interacción entre investigadores y médicos se traduce en un beneficio para los pacientes».

Uno de los principales logros que podría surgir de esta investigación, tal y como apunta Vicent, es un tratamiento más certero para los enfermos de cáncer de páncreas: «Necesitamos terapias dirigidas, más efectivas, porque la quimioterapia tiene un efecto muy tóxico en tejidos sanos. Es fundamental reducir los efectos secundarios de la quimioterapia para ayudar al paciente».

En general, un incremento en los niveles de antioxidantes en el organismo tiende a prevenir el cáncer, pero el grupo de investigadores del Cold Spring Harbor Laboratory demostró que, en el contexto específico de las células pancreáticas malignas o premalignas, lo último que se debería hacer es elevar los niveles de antioxidantes, dado que los agentes oxidantes y antioxidantes se generan en cada célula y se mantienen en un equilibrio muy preciso en tejidos sanos.

Por ello, si el equilibrio entre moléculas pro y antioxidantes se rompe, el mayor nivel de oxidación en dichas células originará que las células malignas mueran debido a una oxidación excesiva.

Cuando las células detectan una oxidación excesiva, se suicidan debido a un programa integrado llamado apoptosis, por lo que una forma de aumentar la oxidación en las células cancerosas es disminuir los niveles de antioxidantes.

Con el fin de hallar la forma en la que disminuir estos niveles sin perjudicar a las células sanas, los científicos se centraron en una proteína que se considera un regulador maestro del estrés oxidativo, es decir, uno de los interruptores que se pueden manipular para alterar el equilibrio entre la oxidación y la reducción en las células cancerosas.

Uno de los principales objetivos del grupo de investigación que dirige Vicent es el estudio de uno de los oncogenes más frecuentes en el cáncer de páncreas: «Para otros oncogenes hay una gran cantidad de fármacos en el mercado, pero no para el que estamos estudiando, por eso nuestro laboratorio pretende favorecer la aparición de nuevos tratamientos mucho más certeros».

Además, los resultados que esta línea de investigación en la que el doctor Vicent y el doctor Ponz-Sarvisé están trabajando, podrían ser potencialmente aplicables a otros tumores malignos, como algunos subtipos de cáncer de pulmón, colon y mama.

Por otra parte, el investigador de Monóvar, que recibió en Estados Unidos el premio al joven investigador de la Asociación Internacional para el Estudio del Cáncer de Pulmón, ha lamentado la escasa inversión que España dedica a la investigación médica: «Los medios en España son mucho más limitados que en otros países, a pesar de que hay gente muy valiosa. Es una pena que la investigación tenga tantos problemas de financiación en este país».