El cantaor flamenco José Menese falleció en su casa de su localidad natal, La Puebla de Cazalla (Sevilla), a los 74 años de edad, confirmó el crítico flamenco Manuel Martín.

Nacido el 3 de diciembre de 1942, José Menese estaba considerado uno de los más grandes cantaores no gitanos de la historia, con un estilo elogiado no solo por sus colegas y críticos, sino por escritores como Rafael Alberti, Fernando Quiñones o Antonio Gala.

Algunos expertos en flamenco lo situaban a la altura de cantaores como El Lebrijano, fallecido el pasado 13 de julio, en unos días negros para el flamenco, que también perdió el pasado 30 de junio al guitarrista Juan «Habichuela», y tres semanas antes a la cantaora Juana la del Revuelo.

Menese nunca se cortaba, ni para cantar ni para opinar. Se sacó el carné del Partido Comunista en 1968 y siempre estuvo al día de las cuotas, y cuando le preguntaban por la situación de España lamentaba que era el trabajador de base el que sufría la crisis y al que había que proteger.

Casi se despedía el año 1942 cuando el cantaor nacía en el pueblo al que siempre estuvo vinculado, La Puebla de Cazalla, un lugar con poco más de 11.000 vecinos en la actualidad a medio camino entre Sevilla y Málaga donde cantaba por afición desde muy pequeño, hasta que el pintor y letrista Francisco Moreno Galván gestionó que el joven Menese emigrase a la capital de España para abrirse hueco en el mundo del flamenco.

Ya nunca dejó de triunfar. Moreno Galván hizo las letras de su primer disco cuando solo llevaba dos años en Madrid, cumpliendo la norma de la época de que se llamase igual que el artista, y ese mismo año consiguió el primero de su larga lista de reconocimientos, el Premio de Honor Tomás El Nitri.

Su sombra flamenca se iba extendiendo, hasta el punto de que España se le quedó pequeña y en 1973 se convirtió en el primer artista flamenco en actuar en el Teatro Olympia de París. A las más de 1.700 personas que aquella noche le escucharon les debió parecer poco, por lo que un año después fue reclamado de nuevo por el teatro parisino para volver a llenarlo.

Era cuestión de tiempo que el cantaor fuese reclamado al otro lado del charco, y en 1985 la guitarra de Enrique de Melchor le acompañó con la Orquesta y Coro Nacionales de España en el Concierto del Día de las Naciones Unidas en Nueva York.

A lo largo de su carrera, José Menese grabó una treintena de discos; el primero de ellos, en 1963, llevaba por título su propio nombre y estaba compuesto por diversos palos de soleá, siguiriya, bulerías y mirabrás, acompañado a la guitarra por Melchor de Marchena y Eugenio Jiménez.

La última vez que entró en un estudio de grabación fue en 2005, para sacar al mercado A mis soledades voy, de mis soledades vengo, y en 1996 recibió una Mención especial de los Premios Ondas, entre otros muchos.

Menese falleció pocas semanas antes de que la localidad sevillana de Mairena del Alcor le dedicara a su figura el Festival de Cante Grande «Antonio Mairena», que se celebrará en septiembre y que este año se había concebido como un homenaje a la carrera del cantaor.

La doctora en Filología Románica y directora de la colección de flamenco de la editorial Almuzara, Génesis García, publicó su biografía en 1996, bajo el título de Biografía Jonda.

Menese formaba parte del conjunto de cantaores que irrumpió con fuerza en los años 60, con voces como la de «El Lebrijano», Antonio Fernández Díaz «Fosforito», José Sánchez Bernal «Naranjito de Triana», Antonio Núñez Montoya «El Chocolate», Antonio Cortés Pantoja «Chiquetete» y José Monje Cruz «Camarón de la Isla».