Cuando los niños y el AMPA del colegio Luis Vives de Valencia decidieron adaptar I will survive para convertirlo en himno de la escuela y alegato por la escuela pública, nunca imaginaron que un día actuarían para la propia Gloria Gaynor, que ayer lo cantó junto a ellos totalmente emocionada. «Es un momento increíblemente emocional para mi, tengo fans por todo el mundo pero, honestamente, con nadie se siente el amor así», aseguró Gaynor entre lágrimas tras ver la energía con la que los pequeños bailaban su gran éxito, horas antes del concierto que dio por la noche en los Jardines de Viveros de Valencia.

El recibimiento fue abrumador: con todo el calor de julio y en plenas vacaciones, el Luis Vives se volcó con la visita de la artista, que quedó conmovida cuando conoció la historia de los estudiantes valencianos. Junto a sus profesores y sus padres, reinterpretaron el I will survive -lo bautizaron «El Luis Vives es genial»- con un mensaje claro en defensa de los valores de la escuela pública y la ilusión por aprender.

La canción elegida no era ninguna coincidencia, porque el Luis Vives conoce bien lo que significa sobrevivir y salir adelante a pesar de las dificultades: parte del falso techo de la escuela cayó en 2012 debido al deterioro de las instalaciones. Aquel hecho, además de ser una de las mechas de lo que luego se llamó «Primavera Valenciana», fortaleció como nunca a la comunidad educativa. La jefa de estudios del centro, Inés Pérez, insistió ayer en que se sentían «identificados» con la canción por su espíritu «optimista» y de «persistencia».

La recompensa a todo ello fue enorme cuando Gaynor agarró el micrófono e interpretó el estribillo de la canción que la catapultó al éxito mundial y fue disco de platino en 1978. «Quiero agradecer desde lo más profundo de mi corazón por honrarme de esta manera», afirmó la norteamericana de 67 años, ante la emoción de los niños que habían preparado una coreografía que bien podría haberla acompañado durante la gira por España en la que se encuentra inmersa.

Las sorpresas continuaron porque la histórica escuela tenía preparada a la Cuarentuna de Derecho de la Universitat de València, aunque Gaynor les hizo parar: quería que tocasen Cielito lindo y sus deseos se cumplieron. De nuevo, cogió el micrófono para acompañarles.

El colorido valenciano lo pusieron los regalos para la artista norteamericana: un abanico y una cartera de espolín, ambas procedentes del Colegio de Arte Mayor de la Seda. Además, para sofocar las elevadas temperaturas del día, a la diva de la música disco se le ha ofrecido un vaso de horchata con el que ha puesto el broche de oro a su encuentro con la escuela.