Cuatro paisajes. Uno de madurez y tres en los que el artista rinde homenaje a su ciudad. Estas obras inéditas de Emilio Varela cuelgan desde ayer en el Museo de Bellas Artes Gravina de Alicante, gracias a la cesión temporal realizada por la familia Monllor Mateo. Descubrir y mostrar estas piezas que nunca se han exhibido en público es el objetivo de esta exposición que eleva el adjetivo de inédito a una doble categoría: referido a la primera vez que se exhiben y a los aspectos desconocidos de su personalidad.

Manuel Sánchez Monllor, coleccionista de arte y experto en Emilio Varela, aseguró ayer durante la presentación de las obras que «todos aspiramos a tener obras de arte importantes en nuestra casa, pero mi familia ha estado plenamente de acuerdo en que cuando hay obras importantes deben utilizarse con responsabilidad social y ser expuestas, no tener ese afán de exclusividad».

Con este deseo, serán tres años los que en principio esas cuatro piezas engrosen los fondos de Varela del Mubag, un periodo que puede ser prorrogable «y esa es nuestra voluntad», apuntó el coleccionista. «Estas obras no han sido vistas nunca y creemos en la necesidad de que la colección se vaya ampliando y se cree ese museo que tanto se ha proyectado pero que no llega».

Una de las obras, Paisaje de Aitana con árbol y figuras, de 1931, pertenecía a la colección que Óscar Esplá poseía de Varela. «Este cuadro muestra la madurez del artista, en la época en la que se paseaba por Aitana con Esplá y otros intelectuales». Los otros tres, fechados en 1925 y que reflejan diferentes paisajes de la ciudad de Alicante, los adquirió Sánchez Monllor en un anticuario de Barcelona. «Son un homenaje a su ciudad y llegaron a manos del anticuario a través de un joven alicantino que compró las obras aquí y se fue a vivir a Barcelona. Están muy bien conservadas».

Para el propietario de las obras «constituyen un homenaje a su ciudad, con un cromatismo riquísimo». En Alicante y el Benacantil, el pintor recrea el castillo de Santa Bárbara; Jardines de Ramiro y el mar recoge las palmeras del Paseíto Ramiro, y Calle Jorge Juan y las cuatro torres «representa los símbolos de la ciudad con su representación política y religiosa, y el tranvía que luego desapareció». Estos dos últimos cuadros, «realizados desde casa del doctor Carbonell, donde estuvieron Lorca, Alberti, María Teresa León...».

Hasta ahí su obra. Después están los rasgos de su personalidad también desconocidos. «El musicólogo Adolfo Salazar escribía sobre "el hondo silencio" de Varela, algo que define su forma de ser. Por eso hay muchos valores de su personalidad que son también inéditos, por su carácter introvertido, silencioso, apocado aparentemente, pero de gran sensibilidad».

Sánchez Monllor recordó su madurez intelectual, «porque tuvo relación con numerosos intelectuales de su época como Esplá o Sorolla que era su maestro y que reconocía, en unas cartas valiosísimas, que "Varela ve el color mejor que yo"».

De hecho, la exposición incluye una fotografía también inédita tomada por Esplá, «que me dio la familia del músico», en la que aparece Varela con el conde de Torrellano, Ernesto Halfter, Adolfo Salazar, Vázquez Díaz y Agustín de Irízar. «En su formación, tuvo gran influencia este colectivo de intelectuales».

El diputado de Cultura, César Augusto Asencio, recordó el papel de la Diputación en la conmemoración el 50 aniversario de la muerte de Varela y auguró que la cesión «puede ser por más años».

En este sentido, la directora técnica del Mubag, Joserre Pérezgil, anunció que en septiembre habrá dos actuaciones más sobre Varela. Una con Sánchez Monllor, que ofrecerá una conferencia «y mostrará un serie de documentos inéditos» y la presentación del retrato de la madre de Varela, donación de Yolanda Varela, «al que acompañará un panel con todo el proceso de restauración».