El MARQ presentó ayer una nueva exposición sobre la cultura guaraní; el MUBAG otra sobre la modernidad en la pintura de Fillol y el edil de Cultura de Alicante anunció las actividades de su departamento para este verano. No hay grandes nombres ni estrellas, pero todas son iniciativas interesantes, diversas y muy dignas para una ciudad como Alicante. Eso fue ayer. El lunes la Universidad de Alicante ofrecía su menú cultural para las noches de julio en sus dos sedes urbanas. El martes la Diputación anunciaba sus actividades en los jardines del palacio provincial durante las noches de verano; unas horas antes se inauguraba una exposición de Pepe Blanco en la Lonja de Pescado y esta noche se celebra una nueva cita de las Catas Literarias en un restaurante. Ha habido más iniciativas culturales esta semana pero no las citaré todas para no ocupar este espacio en repetir lo ya publicado, aunque vale la pena destacar que en breve comenzará en el castillo de Santa Bárbara el ciclo Live the Roof, con actuaciones nocturnas en la fortaleza; el Festival de Jazz y el Low Festival están al caer, así como pequeños certámenes de música o teatro. No está mal para un mes de julio. En algunas semanas de invierno la oferta es mucho mayor, con jueves, viernes o sábados en los que el público ha tenido que elegir entre dos o incluso tres propuestas en un mismo día. Pero da igual. Ninguna se llenará. Muchos alicantinos seguirán pensando que «aquí no se hace nada» o, de forma más prosaica, que «Alicante es una mierda». Ese algo tan nuestro que mezcla el amor exacerbado por la tierra con el más radical pasotismo, el maldito menfotismo. Algunos argumentarán que la cultura cuesta dinero y razón no les falta porque cuesta lo suyo producir algunos espectáculos, pero todas estas que cito, menos una, son gratuitas o tienen un precio por debajo de los diez euros. Aun así, no esperen una respuesta masiva, pero es seguro que escucharán muchos lamentos por el «vacío cultural» estival. Ignoro si es que la gente no se entera de lo que hay, si prefiere adoptar una postura cínica en la creencia de que es lo más cool o si directamente con pulsar el «me gusta» ya se dan por satisfechos y creen que participan de la cultura. Pero bueno, si un millón largo de españoles supuestamente favorables al cambio prefirieron el domingo quedarse en casa tampoco le vamos a exigir mucho a unos pocos centenares de alicantinos.