Se rodó en un mes, en una misma localización y fue un punto de inflexión en la vida y en la carrera de Félix Sabroso que afrontaba su primer rodaje si su inseparable compañera Dunia Ayaso. El resultado de esta catarsis es El tiempo de los monstruos, película que anda de ronda por festivales en Nueva York, Londres... Y ayer en el de Alicante. «Me despedía de una forma de vida, de una forma de trabajar y la película recoge todo eso», aseguraba ayer el director sobre esta cinta que se proyectó en el festival alicantino, meses antes de su llegada a las carteleras en octubre.

«Estaba instalada en mi cabeza desde hace tiempo y quería hablar del mundo de la ficción, de dónde sale el cine, pero también una reflexión sobre la vida que a veces supone un acto de fe por los papeles que te toca jugar», afirmó el realizador acompañado de los actores Candela Peña, Pilar Castro, Antonia San Juan y Jorge Monje, además del productor Nico Tapia, en un reparto que completan Javier Cámara, Carmen Machi, Secun de la Rosa y Julián López.

«Esta película invita a reflexionar sobre tu propia experiencia y es un momento precioso para que el cine muestre esta forma de hacer, ahora que las películas bajan el listón para que lleguen a todo el mundo y son productos pensados más desde la mesa de producción que desde el punto de vista creativo», aseguró. Una cinta en la que un director de cine reúne a su equipo en una casa para afrontar su obra última «y al final no sabes qué es ficción y qué es realidad, si están rodando o es su vida».

Sabroso, responsable junto a la fallecida Ayaso de Perdona bonita pero Lucas me quería a mí entre otras muchas, firma ahora una película que solo exige una nueva forma de mirar, no es complicada de entender. «Es una película muy seductora de ver que permite al espectador participar, no como en muchas películas actuales en las que hay un filtro entre espectador y creador».

Para el realizador, «la cultura camina hacia el entretenimiento feroz, es un monstruo con el que es difícil luchar». En parte, «por el efecto de la televisión, la rapidez en la que vivimos, los dispositivos móviles... todo eso hace que se busque el impacto y que el peso de la producción pese sobre la producción».

En su opinión, «está muy bien que exista el entretenimiento, pero no debería ser excluyente y aquí lo es», aunque «también el espectador debería reclamar su derecho a no ser tratado como un tonto. De hecho en los grandes festivales internacionales no hay tanta presencia de cine español como antes».

Candela Peña comparte esta visión del cine y destacó que la propuesta de Sabroso «más que arriesgada es necesaria porque estamos en un momento en que no nos dejan hacer». Igual que la actriz Pilar Castro para quien «ha habido una gran libertad creativa, nadie ha censurado nada y eso es difícil que ocurra ahora; en este momento hay una línea de hacer un tipo de cine que respeto pero creo que debe haber una amplia gama para que pueda elegir el público».

«El deber del artista es hacer pensar al espectador», afirmó Antonia San Juan, que calificó de «perverso» lo que se ha hecho con la cultura transformada «en entretenimiento, que es necesario también».

Sabroso espera ahora al público le llegue. «De momento, la reacción está siendo muy interesante porque la película está abierta a muchas interpretaciones».