Han pasado más de 15 años desde que los hermanos Muñoz se pegaran un piñazo con un Seat Panda por no atender a la carretera y mirar con descaro a una señorita con una raja en la falda. Sobrevivieron al golpe, y de qué manera. Desde ese momento no han parado de cosechar éxitos con sus melodías que tienen como base la rumba, pero que fusionan con otros ritmos como el rock, el reggae o la bossanova. Mañana, la Plaza de Toros de Alicante vibrará con sus grándes éxitos y con los temas de su último trabajo, Rumba a lo desconocido. Y es que, David Muñoz, ha prometido descargar toda la artillería en un concierto que él mismo ha calificado de «explosivo».

Estopa ha ido aumentando el nivel de decibelios con el paso del tiempo...

Sí, yo creo que sí. Con los años nos ponemos más «punkies». Se nos agudiza el sentido animal. Nos gusta mucho la guitarra eléctrica. Siempre nos ha gustado, pero antes no nos salía tan bien.

Parece que la fórmula «rumba-rock» funciona porque ya son más de 15 años apostando por este sonido...

En algunos discos nos hemos salido un poco del redil para luego reencontrarnos con el género en el que más cómodos nos sentimos. Llámalo como quieras, «rumba-rock» o «flamencore». Pero la verdad es que a veces apetece hacer experimentos.

¿El último disco sería uno de esos experimentos?

En ese disco nos hemos encontrado doce canciones que son muy muy muy «rumba-rock». Y creo que es una música que cuadra muy bien con la gente, porque a todo el mundo le gusta la rumba y a todo el mundo le gusta el rock. Así, todos contentos.

Un disco que se titula Rumba a lo desconocido, ¿hacia dónde quieren dirigirse?

Vamos a lo desconocido, como si fuésemos en un barco y no supiéramos dónde. Todavía no sabemos dónde vamos a llegar. Nunca lo hemos sabido. Podría haber sido el título de cualquiera de nuestros discos, pero ahora, 16 años después, cobra más sentido porque realmente estamos pisando un terreno muy desconocido, que es el de mantenernos unidos y seguir haciendo canciones.

¿Os sentís embajadores de la rumba moderna?

Abanderados no. Pero bueno, quizás hayamos puesto algún granito de arena.

Es evidente vuestra influencia en otros artistas...

Bueno, eso es un honor. Como decía Serrat, «bienaventurados sean mis imitadores porque de ellos serán mis defectos».

Donde sí habéis evolucionado es en vuestras letras, ¿eso es cosa de la edad?

Puramente de la edad, sí.

Ya no sois tan explícitos...

A lo mejor somos más trascendentes, más profundos y más reflexivos. Pero bueno, eso ya va a gusto de cada uno.

¿Estopa sigue siendo sinónimo de rebeldía?

La rebeldía no va con la edad. Cuando empezamos yo tenía veintipocos años. Ahora tengo 40 y soy mucho más rebelde que antes.

¿Buscáis la rebeldía?

Si ser rebelde es sinónimos de ser original, buscamos la rebeldía. Buscamos algo que realmente esté dentro de nosotros y lo plasmamos. Eso es lo original.

Siempre cerráis vuestros conciertos con Como Camarón, ¿seréis capaces de componer una canción mejor que esta?

Yo creo que no. Pero, objetivamente, ya no somos objetivos. Hay canciones que me gustan más, pero ésta es para nosotros una canción casi mítica. Fue la última canción del primer concierto y así sigue y, de momento, siempre va a ser así.

Lleváis años autoproduciendo vuestros discos, ¿sabe mejor la comida cuando la cocina uno mismo?

Estás más contento y orgulloso del trabajo realizado. Es rozando la exactitud de lo que quieres hacer. Quien mejor que tú mismo para saber lo que quieres hacer. Cuando hemos trabajado con productores, se les ocurrían ideas que no se nos hubieran ocurrido, pero me gusta que seamos nosotros los que nos equivoquemos.