Perceval Graells recuerda que se pasaba las horas dibujando garabatos sobre una mesa blanca cuando no le llegaban los pies al suelo y su madre se acercaba de vez en cuando para ver si respiraba. Ahora, a sus 33 años, la pintora ilicitana regresa a su infancia, a las vacaciones de verano, donde el tiempo se fundía con un lápiz y una hoja en blanco, en Traçant memòries, la primera exposición individual que presenta en Valencia, en la sala La Llotgeta de la Fundación Caja Mediterráneo, que se inaugura hoy a las 20 horas.

La artista ha reunido medio centenar de sus obras, todas ellas de nueva creación para la muestra y realizadas en los últimos meses, sin apenas pisar la calle, durante su inmersión en la propia memoria infantil. En la selección hay dibujo y pintura, unas 30 obras en papel con lápiz y cera de formato más pequeño y otra veintena de obras de técnica mixta de mayores dimensiones -una de ellas hace honor al título, Tot un món per descobrir, y mide 5 x 2,50 metros.

«Es una mirada al pasado, a todos mis primeros recuerdos de la infancia, a los veranos repartidos entre el pueblo de mi madre, Tarazona de la Mancha (Albacete) y la playa, en Alicante», explica Perceval Graells, que buscaba «recuperar esa sensación que tenía de que el lápiz iba solo cuando me sentaba a dibujar, y por eso la exposición tiene mucho que ver con esos dibujos que hacía de pequeña», muchos de los cuales guardaba su padre y en los que la gestualidad y la pintura de la artista ya se reflejan.

«Algunos tienen los mismos colores que usaba entonces, son obras más coloridas, con menos negro, tonos más malvas y verdes, creo que nunca he tenido tanto verde en mis obras», apunta Perceval Graells, cuya pintura bucea en los sentimientos y las emociones a través de la abstracción, y en la que los espectadores reconocerán sus pinceladas, «y sabrán que son obras mías, pero con algo nuevo», matiza.

Simplement estiu, Nadant d'alegria, Un dia de camp, Pluja de mar, Vida en les nostres mans o El paradís del joc dan título a algunas de sus obras en las que traslada al público a sus primeras vivencias y memorias, en las que la artista se reconoce feliz en esa patria que es la infancia, como en La felicitat eterna en un instant, «porque la recuerdo como una de las mejores etapas de mi vida», asegura, aunque también se vislumbra la nostalgia al echar la vista atrás y recorrer «circunstancias personales, las generaciones que van pasando, los abuelos que ya no están», añade la joven, que ha incluido una obra titulada Entre raïms en recuerdo a las viñas de su abuelo.

«Es una exposición más intimista, un poco nostálgica, con muchas referencias a esos lugares a los que iba de pequeña y que recuerdo», describe la autora de Traçant memòries, que no tiene claro aún si esta serie la cerrará con las obras de la muestra o continuará trabajando en ella durante más tiempo «porque a lo mejor pueden salir más cosas del mismo motivo».

La artista ocupa con sus obras las dos plantas de la sala valenciana de la Fundación Caja Mediterráneo y ha debido prescindir de algunas pinturas que ya no cabían. La exposición en La Llotjeta permanecerá abierta hasta el 26 de julio y en la inauguración de esta tarde actuará el chelista Matthieu Saglio.