Eduardo Arroyo, Andreu Alfaro, Juan Gris, Equipo Crónica, Ignasi Alballí, Tàpies, Rafael Canogar, Pablo Gargallo y, por supuesto, Eusebio Sempere. Estos son algunos de los más cotizados. Y no solo en el plano económico. Sus obras han viajado desde Alicante a algunos de los museos más importantes del país para formar parte de exposiciones temporales. Todas se encuentran en el MACA, unas pertenecientes a sus propios fondos y otras a la Colección de Arte Contemporáneo de la Fundación Caja Mediterráneo, depositado en ese centro.
En los últimos cinco años, son más de una treintena de obras -la mayoría de Sempere- las que ha prestado el MACA de sus fondos y una quincena las que han sido requeridas de la Fundación Caja Mediterráneo, un proceso habitual entre centros pero que muestra el valor de las colecciones que se encuentran a recaudo de estas entidades.
Precisamente la calidad de las piezas recopiladas por esta fundación, que ascienden a 213, queda patente con las cinco obras que en estos momentos se exhiben en diferentes centros. Y no son espacios cualquiera. El Museo Carmen Thyssen de Málaga muestra en estos momentos El mejor caballo del mundo, de Eduardo Arroyo, que se podrá ver en la capital andaluza hasta septiembre. Hasta el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León (Musac) se desplazaron el pasado mes de febrero tres piezas de Pamen Pereira, Lecho de piedra, Zafu I y Zafu II, para exhibirse en una muestra que también estará abierta hasta septiembre. La Fundación Joan Miró de Barcelona solicitó Pinturas transparents de Ignasi Alballí y allí estará hasta octubre.
Antes, salieron de Alicante obras de Victoria Cevera al IVAM, de Rafael Canogar al Mubag, de Esther Ferrer al Musac, de Pamen Pereira al Museo de Cidade de Cultura de Galicia o de Ángeles Marco al MuVIM. Un «trasiego» de piezas que «demuestra la calidad de la colección», apunta el presidente de la Fundación Caja Mediterráneo, Matías Pérez Such. «Para nosotros es un honor y materializamos de esta forma nuestro compromiso con el arte y la cultura». Y es que «estas cesiones certifican la verdadera dimensión y relevancia de la colección».
El MACA, por su parte, ha realizado préstamos tanto de la Colección Arte Siglo XX como de los fondos de Eusebio Sempere o Juana Francés. En la actualidad, son dos obras del artista de Onil, Paisaje 1949 y Sin título 1949, las que se pueden ver en el Museo Nacional Central de Arte Reina Sofía, dentro de la exposición Campo cerrado. El arte español de la posguerra.
Además de la cesión temporal de piezas de Sempere, que también se vieron este año en el Consorcio del Centro del Carmen de Valencia y el año pasado en el IVAM, se prestaron en 2015 al Museo de Bellas Artes de Bilbao, Autorretrato en Palacio o El perro, de Equipo Crónica, y hace dos años al Museo Picasso de Málaga Nature morte à la serviette, de Juan Gris, y a la Fundación Museo Jorge Oteiza, El entierro del Conde Orgaz, de Equipo Crónica.
Anteriormente, visitaron el Reina Sofía dos obras de Elena Asins y Nature morte de Julio González, de la Colección Arte Siglo XX; el Kursaal, la Kikí de Montparnasse, de Pablo Gargallo, y el Centro Cultural Casa de Vacas de Madrid, piezas de Alberto Sánchez, Andreu Alfaro, Àngel Ferrant, Alexander Calder y Víctor Vasarely.
Para la conservadora del MACA, Rosa María Castells, «las exposiciones temporales se convierten en una de las mejores fórmulas para promocionar el museo».
Puntualiza que «todos los préstamos se han efectuado con las máximas garantías de conservación, transporte y manipulación», además de que la institución que solicita la obra debe cumplir unes «estrictos requisitos».
No obstante, Castells afirma que en los últimos años la solicitud de préstamos ha descendido «porque con la crisis los presupuestos para exposiciones son menores, aunque es cierto que ahora empieza a remontar».
