Pedro Almodóvar gustó ayer en Cannes con Julieta, que le lleva de nuevo a un terreno que le es muy querido, el universo femenino, y que ha supuesto la vuelta del director, «no sé si el gran, el pequeño o el mediano», simplemente «el de más edad», bromea el realizador. Tras ser recibida con aplausos en el primer pase de prensa del Festival, el destinado a la prensa, Almodóvar se mostró contento porque ha logrado que «el drama no fuera un melodrama», que era su principal objetivo con Julieta, con la que compite por quinta vez por la Palma de Oro de Cannes.

Cinco años después de presentar La piel que habito, que se fue de vacío, el realizador manchego regresa con un drama pero mucho más contenido de lo que en él suele ser habitual. «Quería hacer un drama muy sobrio, muy contenido, porque pensaba que era lo que la historia me pedía», dijo al explicar los tres relatos de la canadiense Alice Munro en los que se inspiró para el guión.

Una historia que en principio iba a ser rodada en inglés, para lo que Almodóvar ya había incluso contactado con una actriz americana, pero en un momento dado decidió que quería hacer la película en España y atenerse a la cultura española, por lo que se olvidó un poco del universo de Munro y entro en el suyo. «Si hay algo distinto de una familia canadiense o americana es una española», resaltó Almodóvar.

Ese cambio es el que le llevó a decidir que el papel de Julieta lo hicieran dos actrices diferentes porque quería mostrar una joven, en los ochenta, libre y sin prejuicios, y otra más madura, que tuviera la suficiente experiencia para que se reflejara en su mirada, «que es algo que no se puede maquillar ni caracterizar». Para ello contó con «dos grandes actrices», Emma Suárez y Adriana Ugarte, que interpretan el papel de Julieta en su etapa madura y joven.

Suárez afirmó que «para una actriz encontrarte con un personaje con la dimensión de Julieta es magnífico, es un deseo hecho realidad». Mientras que para Ugarte, fue una «suerte y un privilegio» poder formar parte de la vida de Almodóvar, tanto a nivel personal como profesional.

Pero aunque reconociendo el trabajo de estas dos actrices, si hay alguien en Cannes del mundo de Almodóvar que adoran es Rossy de Palma, que dijo en la rueda de prensa -en la que también estaban Inma Cuesta, Michelle Jenner, Daniel Grao y Agustín Almodóvar- que con el cineasta se abandona «totalmente».

El realizador habló de los papeles de Panamá y aseguró que «si fueran una película, el nombre de mi hermano y el mío no aparecerían, seríamos meros figurantes, extras sin frase», al ser preguntado por el efecto que puede tener en la aceptación de su última película. «Uno de los problemas -añadió- es que la prensa española nos ha tratado como si fuera el absoluto protagonista. Eso es lo que no es justo. Hay tantos nombres detrás, que no sabemos bien cuál es el asunto». Y le dijo al periodista: «A ti no te ha impedido ver la película y te ha gustado, eso es lo que espero del público».