Los tres toreros que hicieron ayer el paseíllo en el día de San Isidro en Las Ventas (Alejandro Talavante, Andrés Roca y Posada de Maravillas) se marchaban de la plaza con claro gesto de contrariedad y decepción por el poco fondo de la corrida de Juan Pedro Domecq, los cuales echaron por la borda toda posibilidad de lucimiento. El primer espada, Alejandro Talavante, confesaba tajantemente que la corrida «no nos ha dejado exhibir, ni a mis compañeros ni a mí, el peligro y la emoción que tiene el toreo».