Algunos pisaban por primera vez el Teatro Principal. Otros no, pero no fue un concierto lo que habían elegido en anteriores ocasiones. Sin embargo, todos estuvieron ayer unidos por el lenguaje de la música. Más de 500 niños de entre 7 y 14 años ocuparon las butacas del teatro alicantino, y un centenar más se subía al escenario, en un intercambio de experiencias que tienen como objetivo cultivar la semilla del amor a la música en los más pequeños.

Los artífices de esta iniciativa son la Sociedad de Conciertos y el Teatro Principal, secundados por el coro infantil y una pequeña orquesta del colegio Ramón García Antón, bajo la dirección de David Verdú, que iniciaron ayer un camino que esperan sea largo y fructuoso. «En la Sociedad de Conciertos pensamos que la música cultiva los valores y esto responde a la ilusión y el esfuerzo de un director y de un centenar de niños que han dejado de jugar para prepararse y han hecho una cosa preciosa», aseguraba Alfonso Ramón-Borja, tesorero de la Sociedad de Conciertos y presentador del acto.

Caricias, de Los Chicos del Coro; Tres hojitas; Hoy quiero aprender, de El Canto del Loco, o Hallelujah, de Leonard Cohen, sonaron con la música de la pequeña orquesta y las voces del coro, ante los alumnos de los colegios Ramón García Antón y Santa Isabel, y del IES María Blasco. «El coro lleva ya funcionando varios años y a los alumnos les motiva mucho», afirma la jefa de estudios del colegio Ramón García Antón, Ana León. «El coro les hace estar motivados, felices, se quedan más tiempo en el colegio para ensayar... todo lo que les aporta son valores positivos, y los que vienen como espectadores están orgullosos de formar parte de ese colegio».

Así se pudo ver a lo largo de toda la actuación, durante la cual el buen comportamiento y la atención prestada por los pequeños desde sus asientos fue total. «A mí me gusta la música porque suena bien y me parece my interesante que nos saquen del cole para ir a otros lados», decía uno de los pequeños espectadores, antes de escuchar la presentación de Alfonso Ramón-Borja Berenguer. «Estad muy callados porque aquí tenéis a unos niños que han trabajado muchas horas... cuando vayáis a un concierto es muy importante que estéis en silencio. Así que móviles apagados y chuches en el bolsillo que hacen ruido».

Ramón-Borja recordó que «esto es un fundamento precioso para la sociedad, no de antes ni de ahora sino del futuro y por eso nosotros queremos participar en esta experiencia». Y por los resultados parece que el camino iniciado es el correcto. Todos salieron satisfechos y pidiendo «otra». «Se merecen un 10», afirmaba uno de los niños.