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Vuelve Brahms y llega Dvorák

La Orquesta Sinfónica de la Radio de Suecia ofrece en el ADDA un concierto para violín del alemán y la sinfonía «del Nuevo Mundo» del checo

Orquesta Sinfónica

de la Radio de Suecia

Alicante, ADDA, 24 abril 2016 19 horas.

Veronika Eberle, violín

Daniel Harding, director

Johannes Brahms

(Hamburgo, 1833- Viena, 1897)

Concierto para violín, en Re mayor (opus 77)

La cancelación en febrero de la gira por España de la Orquesta de la Radio de Frankfurt, y su sustitución en el ADDA por la formación sinfónica de la Radio de Suecia, hace que escuchemos hoy, a partir de las siete de la tarde, el mismo concierto interpretado el pasado 1 de marzo por Alena Baeva como solista con la Filarmónica de Novosibirsk. En esta ocasión serán protagonistas la alemana Veronika Eberle (nacida en Munich en 1988) dirigida por el prestigioso maestro británico Daniel Harding. Ya dijimos en la reciente interpretación que es una de las obras de violín de más difícil ejecución. Brahms, virtuoso al piano, permitió al famoso violinista Joachim que introdujera retoques en su composición original. Fue estrenado el 1 de enero de 1879, en Leipzig, por Joachim bajo la dirección del autor. Brahms había previsto al principio cuatro movimientos, pero finalmente suprimió el «scherzo» que, modificado, fue incorporado a su Segundo Concierto para piano, el opus 83. De la «cadenza» al final del primer movimiento, «Allegro non troppo», existen varias versiones, entre ellas la del propio Joachim, que es la más interpretada. La obra tardó en imponerse en el repertorio por los vertiginosos pasajes del violín en cada uno de sus tres movimientos.

Antonin Dvorák

(Nelabozeyes, 1841-Praga, 1904)

Sinfonía número 9, en mi menor, «del Nuevo Mundo» (opus 95)

La corrección de las pruebas de la última sinfonía del compositor nacido en la antigua Bohemia fue efectuada por Brahms, a quien Dvorák había conocido en Viena a mediados de los años setenta del siglo XIX y quien le había ayudado en 1878 para editar las Danzas eslavas para piano. Dvorák siempre reconoció la influencia de Brahms en sus composiciones. Como es sabido, el autor checo fue invitado en 1892 por el Conservatorio de Nueva York, permaneciendo en Estados Unidos, junto con su familia, hasta 1895. Al igual que Beethoven, Schubert, Bruckner y Mahler, Dvorák compuso nueve sinfonías entre 1865 y 1893. El 15 de diciembre de este último año, en el Carnegie Hall de Nueva York, se estrenó su novena, la gran obra americana de Dvorák junto con el concierto para violonchelo en si menor (opus 104). Su ejecución fue un inmenso éxito, siendo desde entonces una de las más populares sinfonías de todos los tiempos. Dvorák adaptó elementos melódicos imitados de los norteamericanos tal y como el mismo declaró: «Yo sólo he escrito los temas, amoldándolos a las particularidades de la música de los negros o de los pieles rojas, y sirviéndome de estos temas como sujeto los he desarrollado por medio de los recursos del ritmo, de la armonía, del contrapunto y de los colores de la orquesta moderna».

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