El Rey Felipe VI cerró ayer la ceremonia y en su discurso aseguró que la riqueza del español se debe a su capacidad de «continua transformación» y a su «mestizaje permanente en el que cada país del mundo en que se habla es un afluente que rejuvenece y ensancha a cada tramo su inmenso caudal». En este sentido, Felipe VI agradeció a Del Paso «todo lo que su obra nos aporta, nos deleita e interroga», así como «su testimonio de amor a una lengua y a una tradición literaria que hoy honramos».

Por su parte, el ministro de Educación, Cultura y Deporte, Iñigo Méndez de Vigo, destacó que Del Paso reconoce la literatura como «la forma más alta de expresión», «una recreación de la vida, la libertad y la esperanza», pero su curiosidad lo ha llevado a apasionarse por otras disciplinas como la pintura y la historia.

Méndez de Vigo resaltó además la preocupación del Premio Cervantes por el destino de la humanidad, como demuestra en su libro Palinuro de México en el que «sintetiza su compromiso con los desheredados de la tierra» al afirmar: «Los verdaderos agitadores son la miseria, la ignorancia y el hambre».

También hizo mención al amor de Del Paso por el idioma español a lo largo de su vida y recordó las palabras que pronunció en el homenaje recibido con motivo de su octogésimo aniversario en el Palacio de Bellas Artes en México: «Fue una gran suerte haber nacido en México y hablar y escribir en lengua castellana».

Tras el discurso, el Rey junto a la Reina Letizia, acompañaron al autor galardonado y a su esposa, Socorro, hasta el patio del edificio histórico de la Universidad de Alcalá para hacerse una «foto de familia».