Alcalá de Henares, la ciudad que vio nacer al escritor Miguel Cervantes (1547-1616), homenajeó ayer por todo lo alto a su vecino más ilustre, al que lloró, cuando se cumplen cuatrocientos años de su muerte, en la recreación de su sepelio. Por ello un cortejo fúnebre simbólico despidió en el día de su muerte al ciudadano más insigne y maestro universal de las letras, cuyo origen biográfico fue objeto de polémica hasta el hallazgo de su partida bautismal en la Iglesia de Santa María la Mayor.

El acto es una iniciativa de Cenáculo Teatro, la misma compañía que organiza el Mercado del Siglo de Oro, que este año tiene más tintes cervantinos que nunca. El curioso homenaje, que por rigor histórico correspondería quizá impulsar a Madrid, la ciudad en la que el escritor fue enterrado, tuvo lugar solo unas horas antes del inicio de la agenda oficial de 35 actos que recordarán al autor dentro del programa Alcalá de Cervantes, el sobrenombre elegido por la localidad para conmemorar la efeméride.

La jornada de hoy arrancará con una ofrenda floral matutina en la estatua de Cervantes, que preside la principal plaza de la Ciudad Patrimonio de la Humanidad. El homenaje, que se repite cada 23 de abril, no incluirá este año la exposición al público de la famosa partida bautismal del escritor del Quijote, cedida a la Biblioteca Nacional.

Quizá por la ausencia temporal de ese documento, que acredita de forma indiscutible el vínculo de Cervantes y Alcalá, es por lo que el Ayuntamiento ha editado un librito que se repartirá de forma gratuita a los visitantes y aporta las evidencias históricas del protagonismo de Alcalá en la biografía del escritor.

Ese legado histórico, que se traduceen que cerca de 200.000 personas visitan cada año el Museo Natal de Cervantes, es para la localidad uno de sus mayores patrimonios. La apuesta de Alcalá es unir su nombre y el del escritor en una marca única.