El premio Nobel recibió este reconocimiento como un «regalo», según dijo en declaraciones a Efe el responsable de la edición, Stéphane Michaud. «La importancia que Vargas Llosa otorga a La Pléiade viene de su amor por la literatura, tanto francesa como universal, tan bien representada por esta colección, que además tiene el marchamo de ser imperecedera», explicó Michaud, profesor de Literatura Comparada en la universidad de La Sorbona, en París.

En las páginas de papel biblia de esa misma colección, el autor leyó a clásicos franceses como Charles Baudelaire, Arthur Rimbaud y Stendhal en su época de estudiante de francés en Lima.

El entusiasmo del escritor hispano-peruano recuerda la reacción del literato argentino Jorge Luis Borges, que tras conocer que iba a entrar en la colección, apuntó que para él era «mucho más importante que el Nobel» porque podría «codearse con Montaigne y Kafka».

Vargas Llosa se convertirá en el primer extranjero publicado en vida en una colección que reúne figuras universales, ya que la recopilación de Borges vio la luz con carácter póstumo, aunque estaba en marcha desde antes de su muerte.

La noticia le llegó al autor peruano hace ocho años en Barcelona, cuando su editora, la recientemente fallecida Carmen Balcells, le enseñó la misiva en que el editor Antoine Gallimard expresaba que «ya era hora» de que el creador ingresara en la codiciada colección.

De esta forma, cuando el escritor latinoamericano se compre como cada año un tomo de La Pléiade, podrá escoger su propio nombre entre los títulos.

La edición renueva la traducción francesa del lenguaje «suntuoso, abundante y polifónico» de Vargas Llosa, detalla Michaud, elegido por el propio autor para coordinar la tarea de publicación.

Además de la oportunidad de entrar en este preciado olimpo literario, para Vargas Llosa ha sido también la ocasión de revivir un París con el que creció soñando y al que creía que debía llegar para convertirse en escritor, como relata en su autobiografía El pez en el agua.

En esta urbe iniciática terminó su primera novela, La ciudad y los perros, y empezó La casa verde, dos obras que forman parte junto a Conversación en la catedral, La tía Julia y el escribidor, La guerra del fin del mundo, La fiesta del chivo, El paraíso en la otra esquina y Travesuras de la niña mala de los dos tomos que ahora publica en un cofre La Pléiade.

En la ciudad que Octavio Paz denominó «capital literaria de América Latina» conoció a autores como Alejo Carpentier, Jorge Edwards y Julio Cortázar que imprimieron en él una conciencia de escritor latinoamericano que permea toda su obra. En abril, Vargas Llosa retornará a París, donde tiene una casa, con motivo de la aparición de los volúmenes de La Pléiade. Dos actores del teatro La Comédie Française interpretarán el 5 de abril extractos de sus libros en un acto en la Sorbona que el propio creador concluirá con un pasaje de El paraíso en la otra esquina, crónica de las vidas de la feminista Flora Tristán y su nieto el pintor Paul Gaugin.