Solo para espectadores críticos, para público activo y comprometido. Al menos tanto como los artistas que firman estas obras, incómodas, ácidas y provocativas. Eso es Espacios de resistencia, una exposición que busca tocar la fibra para abrir los ojos y alertar sobre la realidad social y política de finales de los 90 y principios del nuevo siglo.

Un total de 19 piezas de 13 artistas, pertenecientes a la Colección de la Fundación Caja Mediterráneo, que desde ayer se pueden ver en el Museo de Arte Contemporáneo de Alicante, donde se encuentra depositado el fondo completo. Todas ellas unidas por el nexo común de buscar «espectadores críticos, cuestionando la realidad, la sociedad de consumo, la publicidad, los medios de comunicación, la presencia del poder y sus mecanismos de inclusión y exclusión», según explicó Rosa Castells, conservadora del MACA y comisaria de la exposición.

Espacios de resistencia, que se podrá ver hasta junio, es una ventana abierta a nuevos formatos, soportes, lenguajes y técnicas contemporáneas, desde el vídeo a la fotografía, pasando por la instalación, los programas informáticos e incluso «la vieja pintura», para reclamar siempre «un espectador activo y comprometido».

En estas obras, «los artistas contemplan su proceso creativo desde la trascendencia social y el enfrentamiento al poder, pero también desde la paradoja, el humor y la ironía», apunta Castells, «para dibujar paisajes de transgresión con archivos, documentos, fragmentos de imágenes, objetos cotidianos, materiales pobres, como colillas o polvo, o cachivaches extraños que adquieren otros significados».

Joan Brossa, «el maestro de todos», Antoni Muntadas o Carlos Pazos, «que dan paso a una nueva generación de artistas conceptuales herederos de esas prácticas con una obra más contemporáneo, más cercana a nosotros», como Federico Guzmán, Rogelio López Cuenca o Pedro G. Romero. «Todos ellos artistas imprescindibles cuando se habla de arte conceptual».

Como muestra, unos ejemplos. El poema objeto Transhumancia de Joan Brossa, un maletín de médico marcado con signos, para reflexionar sobre la vida desde el nacimiento a la muerte. O la obra de Francesc Torres Three Graces in unstable equilibrium, una rueda usada de Fórmula 1 sostiene en equilibrio encima tres diosas de la fertilidad, que sirve para relacionar la competición y el machismo. O dos obras de Ester Pertegàs, Polylumpios tetraflacidontics, realizadas con trozos de bolsas de patatas fritas donde aparecen los ingredientes, como una crítica a la sociedad de consumo. O un vídeo de Muntadas que reflexiona sobre el miedo desde la frontera entre Europa y África.

«Es una reivindicación sutil y yo celebro que se haga un guiño a esa reivindicación y al arte que debe provocar sensaciones pero también reflexiones», destacó el concejal de Cultura, Daniel Simón.

Esta es la sexta exposición que el MACA realiza con fondos de la Fundación Caja Mediterráneo, como recordó Antonio Gómez, director de proyectos de la entidad alicantina.