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La biblioteca de nunca acabar

Cultura vuelve a posponer el inicio de las obras de la Biblioteca Azorín del Paseíto Ramiro

La biblioteca de nunca acabar

Primero fue la burocracia, luego la crisis y ahora la falta de Gobierno. Después de ocho años desde que se adjudicó el proyecto y uno y medio del anuncio de que se retomaba esta actuación con la inclusión de más de 8 millones de euros en los presupuestos generales del Estado, la Biblioteca Pública Azorín vuelve al punto de partida.

Y es que el Ministerio de Cultura, que tiene la titularidad del centro del Paseíto Ramiro aunque la gestión corresponde a la Generalitat desde 1983, ha paralizado sacar a concurso la licitación de la obra de remodelación integral de la biblioteca, tal como estaba previsto este año, al encontrarse el Gobierno en funciones. En este sentido, se considera que «no procede iniciar una licitación que comprometa gasto público para los futuros ejercicios», pese a que esta partida ya estaba contemplada y aprobada desde 2014. Según fuentes de Cultura, una vez que se forme un nuevo Gobierno se retomará la decisión de licitar «esta importante actuación en Alicante».

En octubre de 2014, la dotación fijada para esta remodelación ascendía a más de 8 millones de euros. Para 2015 se presupuestaron 10.000 euros para la actualización del proyecto que se realizó en 2008 y para 2016, 300.000 euros para sacar la licitación y comenzar las obras en el último trimestre de este año. Para 2017 y 2018, la inversión ascendía a 4,1 y 4 millones, respectivamente.

La primera fase sí se ha cumplido, ya que, según informa el Ministerio de Cultura, el pasado año se contrató por 21.477 euros al arquitecto redactor del proyecto, el madrileño Francisco Javier García Alcázar, para que actualizara y adaptara el proyecto de ejecución original, al haber pasado más de siete años.

García Alcázar confirmó ayer este punto y aseguró que la actualización de proyectos es «algo habitual» en esta época de crisis, «porque se han paralizado muchas obras previstas y lo que ocurre es que los que se habían hecho en 2008, 2009 y 2010 no están adaptados a la nueva normativa, por lo que han quedado cosas desfasadas».

Según el arquitecto, la estructura del proyecto «no ha cambiado», aunque sí la adaptación a la normativa contra incendios, temas de eficiencia energética o materiales prescritos ya que muchas empresas han cerrado.

En su opinión, el edificio tiene «unos problemas de patologías estructurales muy graves y yo no sé lo que va a aguantar», afirmó. «No está para caerse, pero está muy dañado estructuralmente con carbonatación, ya que los edificios próximos a la costa que se hicieron en un determinado momento en el que los hormigones no estaban previstos para eso pues están muy afectados» por la humedad. «Se puede retrasar la actuación pero llegará un momento en que será inevitable porque ahí hay personas todos los días, el edificio está dañado y son ya muchos años de paralización; el tema de las patologías estructurales es determinante».

Sin embargo, García Alcázar confía en que «no se retrasará mucho más» y que «todavía hay tiempo para que cuando haya nuevo Gobierno se pueda sacar la licitación este año». La reforma del edificio es integral, «no es de nueva planta porque no se tira y hay cosas que se pueden aprovechar, pero la reforma es total».

La Biblioteca Azorín, con 5.407 metros cuadrados distribuidos en cinco plantas, albergaba también el Archivo Histórico Provincial de Alicante, hasta que se inauguró el nuevo edificio en Benalúa, también obra de García Alcázar. Al trasladar toda la documentación, quedaron zonas sin uso en el centro del Paseíto Ramiro que ahora se unirán a las instalaciones de la biblioteca, al igual que el salón de actos que se encuentra inhabilitado. «Además, las bibliotecas ahora tienen un funcionamiento muy diferente, tecnológicamente son centros más avanzados y modernos».

Los problemas en el proceso de remodelación del centro comenzaron meses después de la adjudicación del proyecto al arquitecto en 2008. Entonces, el Ayuntamiento de Alicante denegó la licencia de ejecución al ministerio por la altura del edificio. Sin embargo, en marzo de 2010, Urbanismo cambió su postura y dio luz verde al proyecto entendiendo que era «un equipamiento de vital importancia para la ciudad».

En ese momento, fue el Ministerio de Cultura el que aparcó la reforma del centro alicantino y no fue hasta cuatro años después, en 2014, cuando volvió a retomar el proyecto. Aunque parece que poco han durado las buenas intenciones.

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