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Ética y estética verde

El veganismo se extiende por la provincia, convertida en un referente a nivel nacional

El veganismo se extiende por la provincia de Alicante

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El veganismo se extiende por la provincia de Alicante Cristina Martínez

No comen carne ni derivados de animales. Es decir, tampoco huevos ni leche. Rechazan los tejidos de piel o lana. Y revisan los cosméticos que usan para evitar los testados en seres vivos. Son veganos, por salud, por ética y por estética. La mayoría empezaron siendo vegetarianos y ese camino les llevó a un compromiso con los animales y a un activismo que caracteriza esta forma de vida reivindicativa en contra del maltrato y la explotación animal, con un dato que asusta: cada día se matan 2,5 millones de animales en el mundo para alimentación.

Alicante ha experimentado un boom en los dos últimos años, convirtiéndose en una provincia referente del veganismo a nivel nacional. Restaurantes, pastelerías, pizzerías, supermercados, tiendas, talleres, incluso un festival, el VeganFest de Alicante. Los veganos sienten que se normaliza en cierto modo su situación y que, por fin, pueden empezar a socializar.

Hace 20 años no era así. Cuando David Román decidió dar el salto al veganismo parecía un extraterrestre. «En el 89 me hice vegetariano y estuve siete años así hasta que encontré el veganismo a través de información en otros países». David Román es de Alcoy y creó en 2003 la Unión Vegetariana Española, integrada ahora por 400 socios -unos 50 de la provincia- y autorizada para conceder el sello reconocido por la UE.

La dieta ética, Leche que no has de beber y Niños veganos felices y sanos son los tres libros que ha publicado este pionero del veganismo en España. Ahora las cosas han cambiado mucho. Sobre todo, dice, en Alicante que es «puntera» y «referente a nivel nacional», y donde el auge de lo vegano en los dos últimos años «ha sido espectacular».

Tiene un hijo y los problemas llegaron con la pediatra. «Decía que era imposible, que no íbamos a poder criar a nuestro hijo, pero no, tuvo que reconocer que está supersano. Apunta, eso sí, que el que la pareja sea también vegano es fundamental.

Pero alerta de que reemplazar productos cárnicos por productos de soja «no te da una dieta sana». El cambio en la alimentación debe ir acompañado «de una pauta saludable para que no haya ninguna carencia».

Lara Carrión siempre ha sido vegetariana. Su madre, María Carrasco, lo es desde hace 40 años y vegana desde hace 20. Más o menos cuando montó en el Mercado Central el puesto Espliego que ahora lleva ella. «Éramos como bichos raros, pero la verdad es que nunca nos poníamos enfermos».

El aumento del interés por lo vegano se deja notar también en la oferta de productos por parte de los proveedores. Carne vegetal, salchichas vegetales, chorizos veganos, queso... «La mayoría se hace con derivados de soja y seitán, el gluten de trigo, y se consigue un sabor parecido a carne». Y recalca que la mayor parte de veganos no abandonan la carne porque no les guste sino por convicciones éticas. «No es que no te guste el sabor del chorizo es que no quieres comer carne animal». El precio de los productos, eso sí, es más alto. «No todo el mundo puede pagar 4,15 euros por 200 gramos de queso. Si te lo haces tú mismo es diferente».

De productos saben mucho los numerosos restaurantes veganos de la provincia. L'Indret, BodhiGreen, Fast and Bio, en Alicante; La Marmita de Vegetapa y El Embrujo en Elche; Más que Bio en San Vicente; Mamarosa en Altea y Verdando en Dénia. Estos son solo algunos de ellos. Como Natura Gourmet y Utopía.

Natura Gourmet lo abrieron en el centro de Alicante Federico Benítez y Alejandro Aldeguer en julio de 2015. El primero es vegano desde hace tres años, después de siete como vegetariano, y no encontraba sitio para comer. Así que decidió «inventarlo». Trabajó de cocinero en Suecia en un restaurante convencional «pero tuve que dejarlo porque no podía».

Mucho estudio e investigación «y guiarte por prueba y error» para dar con los platos de calidad ha sido su camino, «porque no hay una escuela de cocina vegana». Ahora hay más productos y resulta más fácil, «pero hay que tener mucho cuidado con lo que compras porque hay productos que si lees lo que llevan te sorprenden... igual que los cosméticos». Su restaurante es su forma de vida, pero también su centro de reivindicación y «divulgación» del veganismo, «para demostrar que es posible comer sano, bueno y ético».

Utopía, en el barrio de San Blas de Alicante, cumplirá en abril su primer año. Sonia Rivelles es de un pueblo de Castellón y su padre, «por desgracia era rejoneador», aunque luego se dedicó a la doma clásica. Cuando tenía 23 años -ahora tiene 27- decidió con su hermana que «éramos muy hipócritas porque no podíamos amar tanto a los animales y luego comérnoslos».

Se planteó un año de transición, «pero lo vimos tan fácil que nos hicimos veganas de la noche a la mañana». Empezó a investigar sobre nutrición y veganismo, y llegó a Alicante para trabajar en un bar vegano que no duró mucho. Así que abrió el restaurante. «Aquí vi mucho interés por este tema». El caso es que Utopía funciona «mejor de lo que habría imaginado». Mucha gente joven, «pero también gente mayor que quiere probar otra cosa». Eso sí, «el 99,9 por ciento de los alimentos los hacemos nosotros».

Y si se come por los ojos, Belinda Gálvez y Ramiro Sánchez se han ganado a veganos y extraños con su pastelería Tres Semillas en Alicante. Ella madrileña, él alicantino, vivieron en Lituania por cuestiones de trabajo y volvieron en 2011. Cumplieron su sueño hace cuatro años y ahí están, «como una forma de enseñar a la gente que es una dieta rica y sana».

Belinda asistió a cursos y talleres, y experimentó. «Es practicar mucho y requiere un gran esfuerzo. Al principio encontrar productos y proveedores de materias primas fue un problema y hay que revisarlo todo porque yo como así y porque no voy a mentir a mis clientes». El caso es que «no notan la diferencia con los pasteles normales... incluso dicen que están mejor».

Asiente Laura Jiménez, asidua a Tres Semillas. Ella es una de las organizadoras del VeganFest, una rara avis en nuestro país, que ya ha celebrado su segunda edición en Las Cigarreras. El activismo es para ella tan importante o más que la alimentación, pero quiere aclarar dudas. «Nosotros los veganos también queremos a las personas y nos preocupamos; yo colaboro con Amnistía Internacional, pero pienso que los derechos de los animales necesitan un gran empujón para que salga a la luz esa represión y sufrimiento».

Se hizo vegetariana a los 22 años y a los 28 vegana. Lo peor fue enfrentarse a la familia en la adolescencia «porque piensan que es una moda». Ahora tiene 32 y eso ya está superado, pero tiene claro que sería muy difícil tener una pareja que no lo fuera. «El veganismo ni es una dieta ni una forma de vida, es una posición ética».

Eso llevó también a Lou Mateos a montar su Escuela de Cocina Nutriente basada en plantas en Alicante. Vegetariana desde los 14 años, como «un perro verde», vivió siete años en las Alpujarras. Primero en una comuna y luego en una aldea, donde recolectaba y cocinaba. Cuando nació su hijo, hace 12 años, volvió y hace seis meses empezó a funcionar su escuela. «Para mí es tan importante aprender inglés o matemáticas como aprender a comer porque te va a hacer mejor».

Considera que la gente que empieza a ser vegana «tiene problemas hasta que se adapta y necesita ayuda, además de que hay quien quiere cambiar sus hábitos de salud». Ama a los animales y asegura que «podemos comer sin tener que usar la proteína animal». Una lucha que tiene ahora con su hijo que le pidió comer «como todos». «No le puedo obligar, igual que no me obligaron a mí a lo contrario; eso me ha enseñado que no podemos ser radicales, cada ser humano es bioindividual».

Por eso es variado el usuario del supermercado Supersano. Jesús Sánchez abrió el primero en Alicante hace 7 años y ya tiene 12 por España. Los productos son cada vez más y variados. Lo dice José Emilio Candela, encargado de la tienda de Alicante. «La demanda ha ido aumento, sobre todo de gente joven, que viene ya informada», asegura. «Si eres vegano ahora es más fácil comer, otra cosa es que el precio es verdad que es más elevado». Y destaca que «España es uno de los países donde más proveedores de comida vegana hay... el 70 por ciento de los productos son españoles».

Marián Fernández es la mejor testigo de este auge en Alicante. Se fue a Segovia con su pareja. Él era vegano, ella no. Ahora no lo es aún «al cien por cien». Empezó a dar talleres de cocina y en 2012 creo la web La Tetera Verde. Volvió hace unos meses y «entre lo que había entonces y lo que hay ahora hay un abismo». Asegura que la comida vegana no es más saludable que la normal «si no lo haces bien» y reconoce que es «difícil» salirte de lo establecido y ser coherente con lo que crees, «porque si aceptas esto tienes que hacer un ejercicio de renuncia».

«Los veganos por ética son inamovibles, los que lo hacen por salud van más por modas», afirma para recordar los casos de Anne Hathaway y Gwyneth Paltrow. Y alerta sobre la industria de la moda y los cosméticos. Para quien tenga valor, recomienda el documental Earthlings, película de cabecera del veganismo. Difícil quedarse indiferente, asegura.

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