No es un acto de protesta o rebelión. Es algo más simple. Si uno tiene un traje desde hace ocho años y está deteriorado o el paso del tiempo ha hecho estragos en el peso o fisonomía de su propietario, es imposible utilizarlo. Es por eso que algunos de los músicos de la Banda Sinfónica Municipal de Alicante han tenido que aparecer en los dos últimos conciertos vestidos con ropa de calle.

Y es que el Ayuntamiento de Alicante no ha renovado en los últimos ocho años la indumentaria de invierno de esta agrupación, integrada por 46 músicos, cuando debería haberlo hecho cada cuatro años, según está establecido. Este uniforme consiste en un traje azul y un esmoquin, que utilizan según el protocolo o la consideración de cada concierto.

Son ya dos las actuaciones en las que algunos de los músicos no han podido llevar la indumentaria adecuada -los celebrados en las Cigarreras y en el MACA por el Año Sempere- y el tercero será el que se celebrará el próximo jueves en el ADDA. «No es una protesta, es que quien no tiene el uniforme en condiciones pues no puede ponérselo». No obstante, cada músico que se vea en esta tesitura, debe avisar a Recursos Humanos.

Ya hace dos años que el director de la banda, José Vicente Díez Alcaina, solicitó el cambio de la ropa. Y en mayo del pasado año, un mes antes de cumplir la contrata con la empresa encargada con la confección de esta ropa, «hasta pedí presupuesto para que el ayuntamiento se ahorrara dinero». Esa propuesta incluía que se dotase a la plantilla musical con un traje negro y que se cambiara solo la camisa y la corbata».

La decisión está en manos de Recursos Humanos, departamento al que también se ha dirigido el concejal de Cultura, Daniel Simón, para recordar la petición, «pero está pensando si se hace o no, aunque la cosa es sencilla: hay que enviar al sastre a tomar medidas». «Es una cosa muy desagradable -apunta Díaz Alcaina- y además nosotros dimos una solución más barata».

Al desaparecer el Patronato de Cultura, el tema lo asumió Personal. Entonces la solución que se dio fue que solo se repondrían los trajes que estuvieran en mal estado o estuvieran pequeños. «Se mandó la relación y cuando vimos que eran 55 trajes los que había que hacer, pensamos que era mejor hacerlos todos para evitar diferencias».

En este sentido, el director apuntó a que si se apuesta por la calidad su deterioro será menor y resaltó que «nosotros nos subimos al escenario y estamos dos horas delante de la gente que nos mira. El año pasado dimos 91 conciertos y esas son las veces que nos hemos puesto los uniformes, y la imagen de la banda es la primera impresión que tiene de nosotros el público».