Boris Vian vaticinó que su amigo Serge Gainsbourg marcaría un antes y un después en la historia de la canción. Y lo hizo, en cierta medida, sumergido en una nube de nicotina desde la que renovó la chanson française mientras trenzaba una vida bohemia con Brigitte Bardot, Jane Birkin o Bambou. Transcurridos 25 años de su muerte por un ataque al corazón, a los 62 años, el 2 de marzo de 1991, el cantautor del eterno cigarrillo en los labios sigue generando una improbable fascinación para un artista de madurez tardía.