Es la undécima novela gráfica de Lluís Juste de Nin y con ella ha querido recuperar la historia del que fuera fundador del Partido Obrero de Unificación Marxista y figura significativa del catalanismo. Andreu Nin (1892-1937), sindicalista, conseller de Justicia de la Generalitat de Catalunya, fue secuestrado por la policía política soviética y murió asesinado.

Con esta novela salda una deuda con su tío abuelo, ¿también con la justicia histórica?

Pues efectivamente esa es la intención. Yo soy de la Fundación Andreu Nin que está en muchas ciudades. El POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista), que él fundó, fue la primera organización marxista que tuvo el coraje de enfrenarse con Stalin y con Franco. Es decir con los dos totalitarismos del siglo XX, el fascismo y el stalinismo. Dijo que Stalin estaba interesado en que ninguna revolución saliera de su control. Nin era por eso muy molesto.

Un historial político de izquierdas, pero al final su enemigo fue la «izquierda».

Los que hemos estudiado a Stalin no lo consideramos de izquierdas. Se apoderaron de la Revolución Rusa y crearon una auténtica dictadura. Era el Zar Rojo, un tipo que se cargó a los que tenían que ver con Lenin y a Trotsky... un salvaje comparable a Hitler y a todos los dictadores.

Por eso Nin fue secuestrado y asesinado por la policía política soviética. ¿Se sabe su paradero?

Se sabe por María Dolors Genoves, directora de la película Operación Nikolai, y la primera persona que accedió a los archivos secretos del KGB. Entonces se supo que fue torturado salvajemente en Alcalá de Henares y como no consiguieron hacerle firmar que era un agente de Franco le pegaron dos tiros en la cabeza y lo enterraron en una zona imprecisa de la carretera.

En la novela está la parte histórica y la parte afectiva.

Hay una cosa sentimental en el libro, y es la familia. Tienes que pensar que esta familia tuvo una vida muy azarosa. Quien prohibió el POUM no fue Franco sino la República. Cuando mataron a Andreu, su viuda, Olga, tuvo que huir con sus dos niñas pequeñas primero a Francia y luego a México.

Desde luego es un peliculón.

Lo es, cuando se lee se ve que lo he planteado cinematográficamente. He intentado explicar una biografía empezando cuando lo secuestran, cuando lo torturan, y entre medias él recuerda su vida, su infancia, y cuando muere quien lo recuerda es su esposa.

Hasta 2013 no se le rindió homenaje en el Parlament de Catalunya, 76 años después.

Pues sí. Un periodista me preguntó por qué tanta espera y yo le respondí que porque tenían que morir antes los cómplices directos o indirectos de su asesinato.

Y usted le rinde el suyo propio con la publicación de este volumen en Edicions de Ponent en edición bilingüe.

Ahí es cuando se me ocurre, y tenía que ser en catalán y en castellano. Lo he presentado ya en Barcelona, el día 10 en Madrid, luego en una mina de Asturias, en la Semana Negra de Gijón... Yo pienso que hay mucha gente interesada en la historia pero le da pereza comprarse libros de historia. Esto es un intento de dar a conocer la historia de una forma más sencilla.

Sus obras más que reivindicar, recogen y dejan testimonio de situaciones históricas injustas y en muchos casos olvidadas.

Sí, por ejemplo, del exilio que hubo de republicanos en Nueva York. Demuestro que el fascismo no fue fulminado en la II Guerra Mundial sino que se mutó de otra manera, por ejemplo en EE UU con el maccarthismo. Y todavía dura, mira Donald Trump.

¿Es el cómic un buen vehículo para ello, aunque a muchos les parece algo ligero?

La culpa la tiene el nombre porque nació en EE UU para nombrar tiras cómicas. Pero yo soy novelista gráfico. Dibujante de cómic, si no hay más remedio, pero yo me siento más cómodo diciendo que hago novelas gráficas. Hay un gran maestro, Art Spiegelman, que ganó el Pulitzer en 1992 por una novela gráfica, Maus. Esto muestra la importancia de lo que representa una novela gráfica bien hecha.

¿Llegará el momento en que recoja en una novela gráfica que Cataluña es independiente?

Pues podría pasar, lo que ocurre es que en Europa no debe haber ningún país enteramente independiente sino que debemos tener todos una dependencia europea. Mi sueño es que todas las naciones formen los Estados Unidos de Europa. Y lo veo posible. Pero la democracia tiene que mandar. Antes de un hombre de izquierdas y un catalanista soy un hombre demócrata.