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Programa de mano

A Beethoven pasando por Mozart y Haydn

La Sinfónica de Viena llega hoy al ADDA con Ádám Fischer a la batuta y Pablo Ferrández al chelo

El director de orquesta Ádám Fischer. lucasbeck.com

Wolfgang A. Mozart

(Salzburgo, 1756- Viena, 1791)

Sinfonía número 35 «Haffner», en re mayor (K 385)

Todas las etapas de la evolución mozartiana se encuentran entre la primera de sus sinfonías, compuesta en Londres en 1764 cuando apenas contaba ocho años de edad, y la «Júpiter», la cuarenta y una (K 551), obra de 1788. A partir de la sinfonía número 33 se considera que Mozart había alcanzado ya la maestría formal aunque son las seis últimas las que figuran como obras cumbres del clasicismo. Un rico burgomaestre de Salzburgo, Sigmund Haffner, es ennoblecido y quiere festejar el acontecimiento; estamos a primeros de julio de 1782 y es su padre quien le transmite el encargo cuando Mozart ya reside en Viena. Son los días del estreno de «El rapto en el serrallo», el nacimiento de la ópera alemana, y de su boda con Constance Weber. Entre el 27 de julio y el 3 de agosto, tres días después de su boda, finaliza esta Sinfonía en Re mayor: «La escribiré aunque sea por la noche, sino no se terminará nunca; que este sacrificio sea por Usted, mi querido padre...» dejó escrito al enviarsela a Salzburgo.

Joseph Haydn

(Robrau, 1732-Viena, 1809)

Concierto para violonchelo en Re mayor (Hob, VIIb 2)

El violonchelo fue unos de los instrumentos preferidos de Haydn. Entre 1765 y 1769 había compuesto para Joseph Weigl, chelista de la orquesta de Eszterhazy un concierto en la tonalidad de Do mayor. Años más tarde, al llegar a su madurez, Haydn es feliz de componer un nuevo concierto para violonchelo y orquesta, esta vez para Anton Kraft, chelista principal de la orquesta de los príncipes de Eszterhazy. Aunque en una edición de 1806 figura este concierto bajo el número de opus 101 de las composiciones de Haydn, «según un manuscrito original del autor», parece ser que el hijo de Kraft, violonchelista también, defendió que esta composición era obra de su padre hasta hacerla desaparecer del legado musical de Haydn. Una atribución que fue desmentida en 1953 con el descubrimiento del manuscrito autógrafo de Haydn. Es una de sus obras más centrada en la belleza melódica, con multitud de temas en su «Allegro moderato» inicial, gran protagonismo del solista en el «Adagio» central, y fuerte sabor popular, en forma de rondó, en el «Allegro» final.

Ludwig van Beethoven

(Bonn, 1770-Viena, 1827)

Sinfonía número 5, en do menor (opus 67)

¿Quién no asimila al concepto mismo de la sinfonía el inicio de la «quinta» de Beethoven? «Así llama el destino a la puerta», declaró el músico. El director Furtwängler escribiría en el siglo XX que «no era un comienzo ordinario. Por el contrario, es tan inhabitual que parece único en su género en toda la historia de la música». Esos cuatro compases iniciales forman parte hoy de la memoria musical de la Humanidad. Beethoven concibe algunas de las ideas temáticas de esta obra -un logrado intento por componer toda una sinfonía a partir de un único motivo- en 1795. De 1803 data el boceto del inicio, pero sólo empieza a escribirla en 1805, inmediatamente después de la «tercera», y la finaliza en 1808.

Ese año, el 22 de diciembre, en el Theater an der Wien, se ejecuta simultáneamente con la Sexta Sinfonía, la «Pastoral». La partitura no aparecería hasta el mes de marzo de 1826.

Goethe, cuando Mendelssohn la ejecuta para él, dice «¡Es enorme, una locura!», y Berlioz, tras asistir a su ejecución en París en 1834 escribiría: «"El auditorio, en un momento de vértigo, ha cubierto la orquesta con sus gritos. Un espasmo nervioso sacudía a toda la sala».

Es una obra que sigue estremeciendo al ejecutarse en las salas sinfónicas del mundo.

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