En un año plagado de aniversarios de personajes ilustres -Cervantes, Shakespeare, Ramon Llull, Rubén Darío y con coletazos aún de Eusebio Sempere- es difícil recordar una nueva efemérides, pero la nieta de Rafael Altamira (1866-1951) lleva más de treinta años luchando para que su abuelo, «un hombre ético, justo y honesto», se desprenda de esa «losa de silencio que impuso la dictadura» sobre este intelectual alicantino universal.

Pilar Altamira inauguró ayer con la presentación de su libro El entorno de Rafael Altamira los actos conmemorativos por el 150 aniversario del nacimiento (que se cumple hoy) de este jurista, humanista, historiador, político y pedagogo colaborador estrecho de Giner de los Ríos en la Institución Libre de Enseñanza, juez del Tribunal de La Haya y candidato al Nobel de la Paz.

La nieta de Altamira señaló ayer que le costó «hacer el casting», pero ha conseguido implicar en este Año Altamira a las ciudades de Alicante y El Campello, a la Universidad de Alicante, al Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert y al Instituto Jorge Juan de Alicante, donde estudió.

Contenta por lo conseguido, cree que aún queda una deuda pendiente con su abuelo: levantar un busto en su recuerdo en los jardines de la Diputación de Alicante. «Yo quiero esa escultura, está previsto que se haga allí por la Diputación y solo recuerdo que el aniversario dura doce meses y aún hay tiempo», indicó.

Su nuevo libro, El entorno de Rafael Altamira, editado por la Universidad de Alicante, cree que era «muy necesario porque se hablaba tanto de él que parecía que era el único que existía en la familia. Mi abuelo fue un personaje tan brillante que tenía su entorno oscurecido y yo quise dar vida a esos personajes en la sombra», apuntó, entre los que destacó al padre, al suegro y a dos de los tíos de Rafael Altamira Crevea, de quienes heredó «el amor por la música, el interés por lo social y el legado del liberalismo».

Precisamente, una de las actividades programadas por el 150 aniversario incluye un concierto de cámara en el ADDA el 10 de marzo a cargo del Trío Aitana. Se trata de una partitura de Chapí, Trío para piano, violín y violonchelo, que Ruperto Chapí escribió y dio a su amigo Altamira «para que se tocara en fiestas especiales de la Institución Libre de Enseñanza». dio a su amigo Altamira «para que se tocara en fiestas especiales de la Institución Libre de Enseñanza». La pieza se interpretó una única vez en Madrid y ahora se oirá en Alicante por primera vez», indicó José Ferrándiz Lozano, director del Gil-Albert, donde también se proyectará en marzo el documental Rafael Altamira. Una generación excepcional y en noviembre habrá unas jornadas sobre Política en crisis. Regeneracionismo en Rafael Altamira.

El director de la Sede de la UA, Jorge Olcina, situó en el «top» de la ciencia a este «alicantino ilustre cuyos textos han perdurado hasta nuestros días» y que la Sede rendirá homenaje con una exposición divulgativa sobre su vida y obra y la presentación del libro reeditado de Altamira, Giner de los Ríos, educador. Otra exposición que se mostrará en la Biblioteca Municipal de El Campello es la del legado del Instituto Jorge Juan, cuyo director, José Miguel Baeza, indicó que «el patrimonio de Altamira son sus alumnos».

En esta línea, el rector de la Universidad de Alicante, Manuel Palomar, recordó su papel como precursor de la extensión universitaria y la modernización de la universidad española «para acercar la institución a las clases que no accedían a ella».

El concejal Dani Simón, apuntó el concierto que la Banda Municipal ofrecerá el 6 de mayo en Alicante y repetirá el 16 de junio en El Campello y añadió que se restaurará la placa indicativa de su lugar de nacimiento en la calle Cienfuegos y se realizará una visita guiada por otras de sus viviendas. También en El Campello, donde Altamira «descansaba y escribía», apuntó el alcalde, Benjamí Soler se inaugurará una placa.