El periodista español Alberto Avendaño, director de El Tiempo Latino, la publicación semanal en español de The Washinton Post, es el responsable de los contenidos hispanos en el legendario medio de comunicación estadounidense que destapó el caso Watergate que obligó a dimitir al presidente Nixon. Tras su reciente compra por el multimillonario Jeff Bezos, dueño de Amazon, el Washington Post se ha convertido en la principal referencia mundial del nuevo periodismo.

¿Cuál es la clave de este liderazgo mediático?

Bezos ayudó a nuestro editor, Marty Baron, a traer más periodistas y equipos tecnológicos en tiempos de recortes. Hemos superado por primera vez al New York Times en internet. En la nueva estructura física de la redacción conviven periodistas con ingenieros de telecomunicación. El énfasis en la tecnología y en el desarrollo de audiencias es lo que ha impulsado al Post hacia el liderazgo digital del que hoy goza en Estados Unidos.

¿Está condenada la información en papel?

La gente lee en webs y en teléfonos móviles. El papel ya no es la fuente de información para la mayoría. Probablemente tendremos aún periódicos en papel durante diez años más pero después, sinceramente, no lo sé. No descartaría una fórmula mixta de información en tiempo real en web y periódico impreso en fin de semana.

¿Es el espejo de lo que viene en España?

Lo que estamos viendo en Estados Unidos representa también el escenario futuro para la comunicación en todas partes. Es solo cuestión de tiempo.

¿La tecnología puede eclipsar el alma del periodismo?

Un periodista armado de nuevas herramientas debe ser también un profesional con claras prioridades. Y el principal objetivo del periodismo debe ser la investigación, desenterrar voces silenciadas, preguntar y cuestionar a quienes detentan el poder. Baron respondía recientemente a una pregunta similar que la principal amenaza para el periodismo es la autocensura. Con tecnología o sin ella.

La película Spotlight, candidata al Óscar, ha lanzado a Baron al estrellato

Marty es una persona encantadora. Como cuenta el filme, fue el catalizador durante su etapa como director del Boston Globe de una investigación periodística que tuvo un impacto planetario. El caso de los masivos abusos a niños por curas pederastas en Boston. Un informe que removió los cimientos del Vaticano. Baron impulsó y dio luz verde a los investigadores pese a las presiones. Tener ese liderazgo en una redacción es decisivo. Estuve con él el martes pasado, durante un encuentro con Bezos en la nueva sede del Post.

Creo que a Bezos le hizo gracia un chiste suyo.

Bueno, le dije que técnicamente se podía considerar que el Washington Post era ahora propiedad de un hispano. Su padre, Miguel Bezos, era cubano. Es un apellido de Valladolid y lo lleva con mucho orgullo.

¿El Post empezó a hablar español con usted?

Yo dirijo El Tiempo Latino, la publicación semanal del Washington Post en español. Mi función es empujar la estrategia hispana dentro de la estructura del Washington Post. Poco a poco, el Post está empezando a relacionarse con una comunidad hispanounidense y con todo un hemisferio en su propio idioma.

Augura que «lo español tiene una oportunidad histórica en Estados Unidos»

Así, es. Hay un enorme potencial de biculturalidad en español e inglés. El reto del español en Estados Unidos es que debe aprender a integrarse en la estructura del inglés por derecho propio y navegar en ese barco, como hemos empezado a hacer con los contenidos en español de El Tiempo Latino dentro de washingtonpost.com o incorporando contenidos en inglés del Post a nuestra edición impresa en español. Lo español empieza a ser aquí algo prestigioso, algo cool.

¿Qué plazo da a la llegada de un hispano a la Casa Blanca?

Creo que está a punto de entrar en la universidad en este momento. Démosle tiempo.

¿Cómo se ve en el Post la situación política en España?

Un editorial del Washington Post del 24 de diciembre de 2015 pedía flexibilidad y apoyo de Alemania y de Estados Unidos para ayudar a la democracia española en lo que el Post denominaba la que «podría ser la transición política más difícil y crucial desde la muerte del dictador en 1975».

¿Cuál será el legado de Obama?

La reforma de salud, las acciones ejecutivas sobre inmigración y las armas, la estabilidad económica, la apertura hacia Cuba y la distensión con Irán. Todo con un gran «pero»: se pueden derogar cuando llegue otro presidente.

¿Y quién será su sucesor?

Ahora solo se habla de la coronación de Hillary Clinton.