Al tradicional glamour de la alfombra roja en la 30 edición de los Premios Goya se sumó ayer además una amplia representación de dirigentes políticos y la de un Nobel (Mario Vargas Llosa, acompañado de su pareja, Isabel Preysler) que aportó interés y expectación entre fans, curiosos y periodistas.

También se exhibieron ayer numerosas estrellas del séptimo arte como Penélope Cruz (con escote palabra de honor en tonos dorados, de Versace Atelier) junto a su marido Javier Bardem; además de otros intérpretes de Hollywood como Tim Robbins o Juliette Binoche.

Úrsula Corberó llegó a la alfombra roja de los Goya pisando fuerte con un vestido de impresionante escote en la espalda y vertiginosa abertura lateral en la falda, que competía con las de Clara Lago y Juana Acosta, mientras que Silvia Abascal destacó por su sonrisa. Clara Lago y Anne Igartiburu, embarazada de cinco meses, se decantaron por el azul, mismo color del esmoquin del actor Asier Etxeandía.

Y a falta de la asistencia de los Reyes, sí hubo una numerosa presencia política donde se vio al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, sin corbata; al ministro de Cultura en funciones, Íñigo Méndez de Vigo (PP) y la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena. También al líder de Podemos, Pablo Iglesias, ataviado de esmoquin; y Albert Rivera (Ciudadanos), que debieron sentarse juntos durante la gala. El secretario general de EU, Alberto Garzón, también acudió a la cita con el cine español.

El diseñador alicantino Rubén Hernández vistió a las actrices Ruth Gabriel y Sandra Martín, de igual modo que Verónica Echegui lo hizo con un modelo del alicantino afincado en Londres, Emilio de la Morena.