«Ya no soy cascarilla, ya soy cascarón de huevo», exclama entre risas un feliz Dani Rovira, flamante presentador por segundo año consecutivo de la gala de los Premios Goya, en una conversación en la que asegura que la fiesta del treinta aniversario será «muy especial». «Habrá alusiones al gobierno que nos gobierna -dice-, pero esto es una gala de cine y el público ya nos ha dejado bastante patente que no le gustan las galas politizadas. Hubo años que había que hacerlo así, y se hizo, pero (...) a la gente lo que le gusta es que la política sea una pequeña arista de esa fiesta pero nada más».

Rovira, que el año pasado obtuvo el Goya como Actor Revelación por su papel en Ocho apellidos vascos (con Karra Elejalde y Carmen Machi como mejores actores de reparto), ha visto cómo este año se le escapaba cualquier posibilidad de premio a la secuela de aquella, Ocho apellidos catalanes, ya que no ha sido nominada; eso sí, apunta, ha sido la preferida de los espectadores.

El actor, que también protagonizó uno de los momentos más tiernos de la gala 2015 cuando su novia Clara Lago le felicitó el premio con un gran beso, tiene la sensación de que «este año, la gente me va a mirar más con el ojo de halcón, va a estar esperando con más exigencia».

Sin soltar prenda sobre los detalles de la gala, que será retransmitida en directo por TVE, -«yo no hago espolié», bromea en referencia a la palabra inglesa spoiler que se utiliza si alguien desvela asuntos importantes de una película-, Rovira asegura que el número de apertura será «el mejor de la historia de los Goya».

«Es un número muy complejo y si sale todo bien, me atrevo a decir que va a ser el mejor número de apertura de la historia, para eso hemos echado toda la carne en el asador. Habrá pequeñas grandes sorpresas, no para abrir muy grande la boca de !Ooooooh! -gesticula- pero habrá más de 30 personas y menos de cien a la vez".

Recuerda que el número Resistiré, con el público puesto en pie aplaudiendo a una veintena de actores de todas las edades que daban la bienvenida al espectáculo del año pasado «fue muy reivindicativo, pero este año, que hace el número 30 de los Goya, es indispensable que sea una fiesta».

«España es un país que está muy vivo y por eso va dando tumbos; cada año va a haber una situación convulsa, cada año va a haber giros radicales (...) y la situación siempre es convulsa, cuando no es por Cataluña, es por el terrorismo, cuando no, por la corrupción, o por el paro o por las vacas locas, y ahora también lo es», reflexiona el actor. Pero Rovira cree que «la esencia del humor es que no tiene que estar pegado al momento en el que se vive, por eso yo creo que el momento actual no nos debe condicionar. A pesar de todo esto, lo que hay que hacer es una fiesta, no un velatorio». El monologuista pidió que estuviera el mismo equipo del año pasado, desde el director, el alicantino José Luis Iborra, a los guionistas José Juan Vaquero y Sonia Gómez, además de Iñaki Urrutia.