El cineasta francés Jacques Rivette, considerado el padre de la nouvelle vague del cine galo junto a Jean-Luc Godard, François Truffaut y Claude Chabrol, falleció ayer a los 87 años de edad.

El más misterioso de esa generación de directores que revolucionaron el séptimo arte en Francia murió pocas semanas después de que las pantallas francesas volvieran a proyectar Out one, una de sus obras maestras, de más de 12 horas de duración repartidas en ocho episodios.

El credo de Jacques Rivette fue siempre romper los códigos establecidos, experimentar hasta la saciedad en el cine, una postura que le convirtió en la conciencia más rompedora de la revolucionaria nouvelle vague.

Romper sus convencionalismos, empezando por la duración, lo que le llevó a firmar películas de 4 horas; el guión, que en muchos aspectos dejaba al libre albedrío de los actores, o el ritmo, lento y meticuloso para dar a los espectadores la posibilidad de conocer a sus personajes.

La búsqueda de un cine libre le llevó a chocar con la timorata censura de la época, como le sucedió en 1966, cuando vio cómo La religieuse de Diderot, protagonizada por Anna Karina, era prohibida por tratar la historia de una novicia que se negaba a aceptar los votos para ingresar en un convento.

Considerado un cineasta de mujeres, fue fiel a algunas de sus musas, como Bulle Ogier, Juliet Berto, Jane Birkin, Géraldine Chaplin, Sandrine Bonnaire, Emmanuelle Béart o Jeanne Balibar.

Rivette nació en Ruan (norte) el 1 de marzo de 1928 y su adolescencia coincidió con el final de la Segunda Guerra Mundial, tras la cual se instaló en París para estudiar en La Sorbona.

Pero pasó más horas en la filmoteca, donde entró en contacto con Jean-Luc Godard, François Truffaut y Claude Chabrol, amistades que serían clave en la conformación de la nouvelle vague.

En 1960, dirigió su primer largometraje, Paris nous appartient, y su mayor éxito lo firmó en 1991 con La belle noiseuse (La bella mentirosa), un duelo interpretativo entre Emmanuelle Béart y Michel Piccoli basado en una obra de Balzac. Entre sus obras también figuran L'Amour fou (Amor loco, 1969), Céline et Julie vont en bateau (Celine y Julie van en barco, 1974) o Noroît (1976).