Si el periodismo es, por definición, hacer público aquello que el poder, cualquier poder, quiere mantener oculto, Spotlight es una inyección de periodismo en vena altamente recomendable para todos los públicos. Frente a otras historias de ficción sobre el duro oficio de informar con rigor, uno de los valores de esta película radica en que lo que cuenta fue real: el serio trabajo de un grupo de periodistas de un medio local de Boston que permitió desenmascarar a una Iglesia que, con su silencio cómplice, amparó durante años a cerca de un centenar de curas pederastas. Una historia que no sólo invita a reflexionar sobre el papel de la cúpula eclesiástica ante este grave problema (que también en una película de este año, El Club, ha abordado el chileno Pablo Larraín) sino sobre la incuestionable necesidad de un buen periodismo en una sociedad y en un momento en que, zarandeado por una brutal crisis, parece cotizar a la baja.

La crítica, por Antonio Dopazo

Es una de las más firmes candidatas a los Óscar, nada menos que con seis candidaturas, las de mejor película, director, guión original, actor y actriz de reparto y montaje y ha sido considerada por la crítica norteamericana como la mejor película del año. Se basa en hechos reales que provocaron en su día una enorme controversia en Estados Unidos y cuenta la asombrosa historia real del equipo de periodistas de investigación del Boston Globe Spotlight, ganador del premio Pulitzer, que, en 2002, conmocionó a la ciudad y a todo el mundo al sacar a la luz el encubrimiento sistemático de la Iglesia católica de innumerables casos de pedofilia perpetrados por más de 70 sacerdotes locales. Es la quinta película como director de Tom McCarthy, tras títulos tan conocidos como Vías cruzadas, Con la magia en los zapatos, Win win y The visitor, y cuenta en el reparto con nombres como Mark Ruffalo, Michael Keaton, Rachel McAdams y Liev Schreiber.

Los hechos tomaron cuerpo a partir del día en el que el recién nombrado director Marty Baron llega desde Miami para hacerse cargo del Globe en el verano de 2001 y ordena inmediatamente al equipo Spotlight que investigue una columna sobre un sacerdote local acusado de haber abusado sexualmente de docenas de jóvenes feligreses a lo largo de 30 años. Plenamente conscientes de que enfrentarse a la Iglesia católica en Boston tendrá repercusiones importantes, el jefe de Spotlight Walter Robby Robinson, los reporteros Sacha Pfeiffer y Michael Rezendes y el investigador Matt Carroll empiezan a indagar en el caso en más profundidad.

A medida que consultan con el abogado de las víctimas, Mitchell Garabedian, entrevistan a adultos de los que abusaron cuando eran niños e intentan conseguir que les entreguen expedientes sellados, queda claro que la protección sistemática de la Iglesia a sacerdotes agresores sexuales llegaba mucho más lejos de lo que ninguno de ellos habría podido imaginar. Pese a la firme oposición de representantes de la Iglesia, entre ellos el cardenal Law de Boston, el Globe publica su revelador bombazo en enero de 2002, lo que dará pie a que se den a conocer muchos otros casos similares en más de 200 ciudades de todo el mundo. Aunque ya se habían denunciado casos aislados de abusos sexuales por parte de sacerdotes católicos antes de la investigación de Spotlight, el exhaustivo reportaje de datos escrupulosamente corroborados elaborado por el equipo sacó a la luz el alcance de los delitos perpetrados por el clero -y la participación de la Iglesia para proteger a sus sacerdotes del sistema de justicia penal- con una precisión y un detalle nunca vistos hasta la fecha.

Los productores Nicole Rocklin y Blye Pagon Faust encabezaron los esfuerzos para convertir la dramática historia de la investigación de abusos sexuales del Boston Globe en una película. «Nos pareció -señaló el segundo- que era lo más increíble que habíamos oído nunca». Spotlight se enfrentó a esa institución que tenía poder, dinero y recursos y demostró a la gente que nadie es intocable».

Para escribir el guion, Rocklin y Faust recurrieron al alabado director, guionista y actor Tom McCarthy, nominado al Óscar por su guión original para el gran éxito de animación de 2010 Up. McCarthy reclutó a su vez a Josh Singer, antiguo guionista de El Ala Oeste de la Casa Blanca. «Tom posee -dijo- un talento extraordinario para mostrar el lado humano de cualquier historia complicada», señaló el productor Jonathan King. McCarthy conectó con distintos aspectos de la historia. «Me pareció fascinante -expresó- ver cómo alguien de fuera, Marty Baron, viene de Miami y, en su primer día en el Boston Globe, plantea la idea de investigar un posible encubrimiento de la Iglesia católica. Fue algo muy atrevido».

Además, el trabajo de Spotlight ofrecía la oportunidad de ofrecer una loa cinematográfica al periodismo de gran formato. «Estoy sumamente preocupado -declaró el director- por la escasa presencia en la actualidad del periodismo de investigación de calidad, comparado con lo que había hace 15 años. Vi esta película como una oportunidad de enseñar con el ejemplo: aquí tenemos la clase de impacto que se puede producir cuando se cuenta con periodismo bien financiado hecho por profesionales con experiencia. O sea, ¿qué podría ser más importante que el futuro de nuestros hijos?».