Reconocía el secretario autonómico de Cultura al término de la reunión -aunque luego tratara de rebobinar en su declaración- que la situación había sido «incómoda». Albert Girona acudió ayer al Palau de Forcalló de Valencia para exponer las líneas «de futuro» de la conselleria, y se encontró allí con un conato de rebeldía por parte de algunos consellers, incluida la propia Císcar, que solo se pronunciaría durante toda la mañana en esa reunión a puerta cerrada para realizar una defensa de su inocencia y de su labor al frente del centro, según detallaron varios miembros del CVC a este periódico.

En su primera aparición desde que fuera imputada -investigada en la terminología actual- por los sobreprecios en la compra de obras de arte, la exrectora evadió las declaraciones a la prensa: «No voy a decir nada; os quiero muchísimo», dijo manteniendo una distancia prudencia ante las grabadoras, no así con las cámaras. Cuando los objetivos la siguieron a la sala plenaria, el presidente Grisolía escenificó su apoyo en la consellera posando ante los flashes. «¿Está tranquila?», preguntó un periodista en un descanso de la reunión. «Claro», se limitó responder ella, lacónica.

Ahí se acabó Císcar de puertas afuera porque lo trascendental había quedado para la semiintimidad con Girona. No estuvo sola en su defensa la exdirectora del IVAM, puesto que varios miembros del mismo pleno, afines a Císcar, llegaron a pedir al representante de la Generalitat que el ejecutivo se retirara del proceso, ante las protestas de otro sector del CVC. La situación fue «incómoda», como la definió no solo Girona, sino varios de los presentes en la reunión al término de la misma. «La personación se ha realizado en defensa del interés general porque a lo mejor se ha hecho una mala utilización de los recursos públicos», defendía Girona sobre la postura del Consell, confirmando que durante la visita se le puso encima de la mesa el pasado y presente del centro de arte moderno. El propio Girona diría que el Consell tenía intención de incluir en «la nueva ley del IVAM» algunas cláusulas a tenor de la gestión cotidiana del centro.

Hubo otra referencia al caso Císcar en el pleno tras la reunión con Girona. La consellera Glòria Marcos pidió la palabra para reclamar a la comisión de gobierno que elabore un «código ético» que se incorpore al reglamento del Consell con el objetivo de evitar que haya imputados entre sus miembros, sobre todo por delitos contra la administración pública.

Según las bases del CVC, un conseller en esta situación no puede ser excluido salvo que él mismo renuncie. «Es un organismo autónomo, el Consell no puede decir quién está y quién no», explicaba Girona. Tampoco el CVC salvo que se modifique el reglamento, algo que Marcos demandó asistida por el silencio de sus compañeros. No es Císcar la única así en el órgano consultivo. También está imputado Vicente Farnós; quien dejó de ir a los plenos desde su imputación.