La suya fue una muerte prematura, pero la poesía de Tina Pastor (1947-2013) continúa viva con la presentación, hoy a las 20 horas, de su poemario póstumo, Columnas de cristal, en la Casa Bardín, sede del Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert.

La institución reúne en una cuidada edición un total de cuarenta poemas, con prólogo del escritor y poeta José Luis Ferris y epílogo de su hijo Joan Bruno Rodríguez Pastor, titulado Principio, final y viceversa. El escarabajo de oro. Ambos presentarán el poemario junto al director del Gil-Albert, José Ferrándiz Lozano, y la directora del departamento de Arte, Juan María Balsalobre.

El contenido de Columnas de cristal -el primero de los títulos de la nueva Colección Homenaje, que pretende publicar obra inédita de autores alicantinos- ha sido seleccionado por Ferris y el hijo de Tina Pastor y se corresponde con poemas escritos por la autora tras recaer en su enfermedad. «Son poemas de escritura lenta, que le sirvieron de despedida del mundo», apunta José Luis Ferris, quien añade que en sus versos «enaltece el prodigio de vivir y ofrece un homenaje, una ofrenda a la vida, en una última lección de generosidad».

El poemario está dividido en siete partes, cada una de ellas con su título, donde que la poeta se detiene a contemplar escenas o paisajes «con tranquilidad», señala Ferris. Entre ellos, el mar o sus paseos por la localidad de Busot, donde tenía una casa, se reflejan en los capítulos Destellos de oro o Camino de Busot, respectivamente.

Ferrándiz Lozano destaca que con la publicación de sus últimos versos, el Gil-Albert «rinde homenaje y recuerda la figura de esta autora fallecida en 2013», que fue profesora titular de Historia del Arte en la Universidad de Alicante, galerista, investigadora, comisaria, crítica y estudiosa de arte, en especial de la pintura ilicitana de los siglos XIX y XX, y que también dirigió en los años 90 el centro de arte Eusebio Sempere, precursor del departamento de arte del Gil-Albert.

Además de su dedicación al mundo del arte, Tina Pastor empezó a escribir poesía joven, con 20 años, aunque solamente publicó dos poemarios en vida: Laberinto de tierra, editado por el entonces Instituto de Estudios Alicantinos en 1984, y reeditado en 2009, y Laberinto de luz, publicado por la editorial ilicitana Frutos del Tiempo, Colección Lunara, en el año 2007. Si el primero muestra a una Pastor perteneciente a una generación que sucedía a los poetas novísimos con una poesía «audaz, libre, sin pudor y llena de sensualidades», describe Ferris, el segundo, tras vencer inicialmente al cáncer, era «una celebración del mundo», algo que continuó, desde otra mirada, en sus últimos versos.