El profesor Edward S. Rubin fue autor principal y coordinador del informe especial de 2005 sobre captura y almacenamiento de dióxido de carbono publicado por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), uno de los receptores del premio Nobel de la Paz de 2007. Forma parte de comités que asesoran a algunos de los líderes más destacados del mundo. La semana pasada se entrevistó con el alcalde de Valencia, Joan Ribó, «al que quería conocer», declaró. No se inmutó cuando el alcalde se dirigió a él en valenciano: está casado con una valenciana, visita esa ciudad con frecuencia y conoce algunas expresiones del idioma.

Usted resalta mucho el papel que la innovación tecnológica va a desempeñar en la lucha contra el cambio climático.¿Qué áreas son las prioritarias?

Va a ser necesario un cambio tecnológico a gran escala en muchas áreas, aunque el problema esencial es la emisión de Gases de Efecto Invernadero (GEI), y especialmente las de CO2 procedentes de un modelo energético basado casi exclusivamente en los combustibles fósiles. El 85 % del CO2 procede del consumo de petróleo para el transporte y del carbón, gas natural para generar energía. Si queremos evitar un cambio climático potencialmente peligroso, debemos de ser capaces de hacer una transición a un sistema energético libre de carbono, a ser posible sin renunciar a las comodidades que ofrece el acceso fácil a la energía.

¿Se puede hablar de una nueva revolución industrial?

Seguro. La primera revolución estaba destinada a producir más y hacer crecer la economía. Y así sigue siendo en países como China, aunque también se han dado cuenta de que ese modelo no es sostenible. En esta segunda revolución industrial hay que ser capaces de seguir alimentando las economías pero renunciando a las emisiones de CO2. Las implicaciones y los desafíos tecnológicos de este objetivo son formidables.

¿Qué energías sustituirán a las basadas en combustibles fósiles?

Un cambio de esta escala tarda décadas en consolidarse, aunque se han producido avances que quizá haya que acelerar si queremos estabilizar las emisiones. Lo esencial no es tanto de donde procede la energía sino reducir el carbono y mejorar la eficiencia en la utilización de la energía para que baje la demanda de combustibles fósiles. La alternativa está en el gas natural para reemplazar combustibles fósiles con alto contenido en carbono, la energía nuclear y energías renovables como la biomasa, la eólica y la solar, así como capturar y aislar el CO2 para evitar su liberación a la atmósfera. También va a ser muy necesarios los avances tecnológicos para poder almacenar la energía de fuentes como la solar y la eólica.

¿Energía nuclear?

Sí. Es innegable que no emite carbono y que tiene un papel que jugar en las próximas décadas, aunque tiene problemas graves que habría que sopesar.

¿Qué ocurrirá con los coches?

Muchas de las tecnologías que vamos a necesitar son todavía demasiado caras, como el coche eléctrico, o ni siquiera tienen un desarrollo comercial, pero seguro que los biocombustibles o los motores de hidrógeno van a ser alternativas.

¿Comparte el optimismo surgido de la cumbre del clima?

Ha sido una reunión my importante, sin duda. Es la primera vez que se alcanza un acuerdo internacional con reglas fijadas que comprometen a todo el mundo. Eso no había pasado hasta ahora. En Copenhague China o India se desmarcaron. Ahora el compromiso es mundial.

Falta cumplirlo...

Pero hay que empezar. Hay muchos detalles que todavía deben concretarse, como los instrumentos para saber que un país está haciendo lo que ha prometido, pero hay también algo muy importante y es que cada 5 años tenemos que revisar y mejorar nuestros programas para reducir emisiones. Es un gran paso adelante pero ahora hay que estar vigilantes y seguir trabajando en los detalles. Claro que si miras los compromisos adquiridos por los países, aunque todos cumplieran lo que han dicho, no se soluciona el cambio climático. No es suficiente para estabilizar el clima y prevenir el aumento de la temperatura. Ya veremos lo que pasa, pero si no empezamos a hacer las cosas juntos no vamos a llegar a tiempo.

¿Habrá marcha atrás de Estados Unidos si hay un cambio de administración?

Es posible. A pesar de la oposición del Congreso la administración Obama ha dado grandes pasos como el control de las emisiones de los vehículos que hará que en 2025 consuman casi la mitad de gasolina que ahora. Y lo ha hecho sin la oposición de la industria del automóvil. Es más probable que haya marcha atrás en otras disposiciones como el programa de reducción de emisiones en la generación de energía eléctrica, un 30% en el 2030, donde existe una mayor oposición».